Una alerta para el fútbol catalán

El Espanyol celebrando su ascenso

El Espanyol celebrando su ascenso / Efe

Albert Masnou

Albert Masnou

El ascenso del Espanyol es una sensacional noticia para el fútbol catalán, hasta ahora solo representado por el FC Barcelona en la Primera División nacional. El Girona, mientras tanto, está en la pelea para colocarse en los puestos de play-off que, de consumarse, sería la guinda pues permitiría que tres equipos catalanes estuvieran en la élite del fútbol. Con estos tres clubs está también el Sabadell, que lucha por no descender de Segunda A, y el Barcelona B, que disputará el play-off de ascenso a la categoría de plata.

Pese a las buenas perspectivas, la situación del fútbol catalán es preocupante si se compara con, por ejemplo, con los representantes de la federación madrileña. La comunidad autónoma de la capital de España cuenta con el Atlético de Madrid, el Real Madrid y el Getafe en Primera; el Leganés, el Rayo Vallecano, el Fuenlabrada y el Alcorcón en la División de plata y el San Sebastián de los Reyes y el Real Madrid-Castilla ya clasificados para el play-off de ascenso a Segunda A. Una diferencia brutal. Madrid casi dobla a Catalunya.

Cinco contra nueve Catalunya está en clara desventaja con respecto al Madrid y es una diferencia sustancial que invita a una reflexión sobre el papel de los gestores de los clubs punteros y de la propia Federación. Se da la circunstancia que esta desventaja no solo es con respecto al Madrid sino también con Andalucía (7 representantes hasta el play-off de ascenso a Segunda A) o el País Vasco (también con 7). Catalunya no debería ser cola de ratón sino que está obligada a ser una potencia, una situación que hoy en día no puede alardear. Para ello hay que volver a trabajar con valentía y atrevimiento.