Opinión

Agárrense por si vienen curvas

Xavi Hernández, entrenador del FC Barcelona

Xavi Hernández, entrenador del FC Barcelona / Oscar J. Barroso / AFP7 / Europa Press

Bienvenidos al club más ruidoso del mundo. Donde todo se airea, vergüenzas ajenas y propias, y el canibalismo se profesa de manera sagrada. El cainismo más puro. Como decía Hobbes que el hombre es un enemigo para el hombre. El culé es el peor enemigo del culé. ¿Lo ocurrido esta semana en la gestión del viaje a Amberes para cerrar la liguilla de la Champions solo podría haberlo guionizado el principal enemigo del Barcelona?

Todos sabemos y conocemos al Presidente Laporta. Intervencionista, presidencialista, con todo lo que ello supone, para lo bueno y para lo malo. Pero me temo que en esta oportunidad su vehemencia le ha podido salir mal y costar caro a la imagen de su equipo, de la institución y sobre todo, del que, no olvidemos, es su entrenador. ¿Que se ha ganado con eso? Nada de nada. Al contrario, se ha perdido mucho. Has debilitado a tu entrenador ante los jugadores y ante la opinión pública. Ante todo y ante todos. A Xavi no le puedes hacer eso, a Xavi, no.

Puede que Xavi cometiera un error de cálculo al pensar que era más importante que descansaran esos cuatro jugadores a asegurar los casi tres millones en juego, recuperar sensaciones y olvidar el mal sabor de boca que supuso la dolorosa derrota ante el líder, el Girona de Michel.

Pero incluso en ese escenario, si se equivoca, al fin y al cabo, es su decisión. Ha sido peor el remedio que la enfermedad. El ruido ha sido mucho mayor, y el daño a la imagen de todos, también. Fue mal gestionado desde el principio y desde dentro. A toro pasado, quizás Xavi pensara que podía haber comentado su intención de dar descanso a cuatro vacas sagradas, de haber sabido el lío que se formó.

Xavi pide estabilidad para el club y no le falta razón. Aún queda mucha temporada por jugar y todos los desafíos están abiertos, aunque siendo sinceros, la marcha del equipo está algo por debajo de las expectativas. Pero debe empezar mirando dentro. Esa estabilidad que demanda debe iniciarla la junta directiva cerrando filas incondicionalmente, no generando más ruido del debido. Es muy loable pedir y reclamar unidad pero deben empezar creyendo en ello desde el presidente, hasta la dirección deportiva. Y lanzar el mismo mensaje, sin incongruencias o contradicciones. Con consenso verdadero, no impostado.

No es irreal dudar de un equipo hasta ahora muy irregular. El sube y baja permanente no refleja una progresión en el juego está temporada, algo que también se está traduciendo en los resultados, últimamente por debajo de lo esperado. No, no es la primera curva, no, llevamos varias chicanes como dirían en el argot de la fórmula 1, curva y contracurva pronunciada y esperando una larga recta en la temporada que aún no hemos visto.

Por cierto Xavi, felicidades por la clasificación como primero de grupo, porque muchos nos alegramos por ti y por el Barcelona, pero el miércoles tras perder ante uno de los más flojos equipos de la Champions, no parecía un día para felicitaciones.