Adiós, Samuel, ahora ya sabemos quién eres

Samuel Eto'o en su etapa en el Real Madrid

Samuel Eto'o en su etapa en el Real Madrid / Instagram: @samueletoo

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

Suena el teléfono de madrugada y, a medio camino entre la vigilia y el sueño, la habitación se ilumina de forma tenue gracias a la luz que brota de la pantalla. Mientras la estancia sigue sumida en la tiniebla, abrimos un ojo mientras el otro sigue pegado a la almohada. Alargamos el brazo para rescatar el móvil de la mesilla de noche. Una notificación de Instagram.

Es Samuel Eto’o vestido con la camiseta del Madrid. Acompaña la imagen con otra en la que aparecen los futbolitas blancos sobre el césped del Santiago Bernabéu. El texto que acompaña las dos fotografías es una oda al madridismo: “Bravo Real Madrid, el club en el que todo empezó para mí, en su impresionante victoria la pasada noche”. Se hace imposible volver a mecerse en manos de Morfeo porque, de repente, se agolpan en la mente imágenes incrustadas en la memoria que, de forma inesperada, se han vuelto tristes y han perdido el sentido, todo aquello que las relacionaba con un estado de ánimo alegre y festivo. Ahí está ahora Samuel, al que el Barça convirtió en lo que es hoy en día, corriendo la banda con los brazos abiertos tras marcar en París el empate ante el Arsenal. Y lo que era un recuerdo eufórico, se ha transformado en una carrera egoísta y carente de toda empatía hacia la camiseta que suda. Sin tiempo ni energía para seguir recordando, vemos a Eto’o superando a Van der Sar en Roma, corriendo como una gacela. La memoria, otra vez, vuelve a teñir de grises esta segunda fotografía, en la que ahora quisiéramos que su protagonista fuera otro. Sin tiempo para asimilarlo, el héroe inmortal se ha vuelto de carne y hueso y, lo que es peor, ya no le sentimos como uno de los nuestros. Aparece lejano, difuso y convertido en una gran mentira, como ese sueño del que nos ha despertado de forma abrupta. Samuel ha elegido el camino del buenismo mal entendido, cargándose todos los vínculos creados con aquellos que confiaron en él cuando a quienes ahora felicita y reconoce toda su grandeza le dieron la espalda. Eto’o ha elegido ser uno más entre tantos, un ex futbolista que, tras ganarlo todo vestido de blaugrana, no llegó a entender nada de lo que estaba viviendo. Ahora sabemos que sus cánticos provocativos eran solo ruido sin 

sustancia y bajo su populismo barato no había nada. El vacío en su máxima expresión. Adiós, Samuel, fue bonito mientras duró, pero tus palabras son demasiado duras para comprenderlas y, sobre todo, para que llegues a entender el dolor que producen en el barcelonismo. La deportividad siempre es bienvenida, lo imperdonable es borrar con dos fotos tu historia en el Camp Nou. Adiós, Samuel, ahora ya sabemos quién eres.