"Se expone demasiado"

Malestar entre dirigentes territoriales del PP por la dureza de Guardiola sobre los pactos con Vox

La contundencia de la líder extremeña levanta ampollas en algunos territorios donde se ven señalados

La líder del PP en Extremadura, María Guardiola, en la Asamblea Regional..

La líder del PP en Extremadura, María Guardiola, en la Asamblea Regional.. / Jorge Armestar

Paloma Esteban

La ruptura de PP y Vox en Extremadura acapara todas las miradas dentro del partido de Alberto Núñez Feijóo. La rotundidad con la que la candidata popular, María Guardiola, rechaza meter al partido ultra en su Gobierno autonómico (hasta el punto de que ahora mismo la comunidad avanza hacia una repetición electoral) ha generado malestar entre dirigentes de distintos territorios que no ven con buenos ojos un señalamiento tan fuerte. Sobre todo, porque entienden que las autonomías donde existen esos acuerdos (Comunidad Valenciana y Castilla y León, además de muchos ayuntamientos grandes) quedan en completa evidencia.

Los mismos dirigentes aseguran a este diario que “tampoco es positiva” la exhibición de posturas tan antagónicas dentro del propio partido, y reconocen enfado ante “las lecciones” a la hora de pactar. 

La propia Guardiola, convertida en una de las dirigentes más conocidas a nivel nacional en apenas unas horas, tuvo que justificar ayer su posición tras una gira de entrevistas en las que cuestionaba la presencia de Vox en los gobiernos: “Jamás he opinado sobre los pactos de otros compañeros, y mucho menos para criticarlos. Defiendo para ellos la misma autonomía que tengo yo para negociar y cada caso es diferente”, zanjó.

La sensación que mantienen algunos cargos territoriales del PP es que está “exponiéndose demasiado” en las diferencias ideológicas con Vox, mientras se han cerrado acuerdos en ayuntamientos de media España, además de los autonómicos. Además, la molestia viene dada por asumir, según su discurso, que los dirigentes populares “han cedido en asuntos clave” o incluso retrocedido en derechos o libertades como la violencia de género. 

En Castilla y León este debate ya causó una polémica muy fuerte hace un año y medio. Fue la primera vez que se introdujo el término de “violencia intrafamiliar” para diluir la violencia machista. El equipo de Alfonso Fernández Mañueco tuvo que recalcar que no habría pasos atrás. Exactamente lo mismo que ha ocurrido en la Comunidad Valenciana.

Además, algunos dirigentes del PP tampoco ven “útil” que Guardiola se haya convertido en estos días en una referencia dentro de la propia izquierda, insistiendo en una beligerancia que ven “excesiva” contra Vox. Consideran que tiene “todo el derecho” a exponer sus prioridades e incluso a negarse a una coalición, pero creen que es una “equivocación” centrarse en “contentar” a muchos sectores que no votarán al PP.

Más allá de las entrevistas, el partido miró atentamente la rueda de prensa que dio tras constituirse la Asamblea de Extremadura, que terminó con cuatro de seis puestos en manos del Partido Socialista. Fue un discurso que no pareció improvisado en ningún momento y que se centró en ideología y en política, dejando casi en un segundo plano los aspectos aritméticos. “Yo no puedo dejar entrar en el Gobierno a quienes niegan la violencia machista, a quienes deshumanizan inmigrantes y quienes ponen una lona y tiran a una papelera la bandera LGTBI”, dijo. 

“Da la sensación de que los demás asumimos eso si pactamos con Vox o si no tenemos más remedio que hacerlo. Y no es así”, coinciden algunos de los dirigentes territoriales consultados por este diario. Otro de los reproches que se repite en las filas del partido es que a pesar del empate técnico en escaños con el PSOE de Guillermo Fernández Vara (ambos cosecharon 28), Guardiola no fue la fuerza más votada en su comunidad.

A diferencia de la postura de la extremeña, otros dirigentes consideran que, rechazando muchos de los postulados de Vox, “también es honesto llegar a acuerdos con los partidos a los que los ciudadanos también votan”. “Hay cesiones que molestan, algunas pueden doler. Pero nuestra responsabilidad también pasa por la gobernabilidad y la estabilidad”, reflexionan.

Guardiola siempre mantuvo en la campaña electoral (quizá fue la única dirigente que lo dijo tan claro) que Vox no tendría consejerías si gobernaba. Sí se abría a llegar a acuerdos y por eso les ofreció la presidencia de la Asamblea y un pacto programático. Pero su tesis es que no pueden entrar en el Ejecutivo. Lo repitió el otro día tras constituirse el parlamento regional: "Soy una mujer de palabra".

Feijóo busca el equilibrio

Hay otros dirigentes que evitan entrar en el debate interno, entendiendo que a cinco semanas de las elecciones generales “no pueden permitirse una sola fisura”. Eso también lo reconocen los cargos más molestos, que evitarán hacer ruido públicamente. 

Feijóo dio su visto bueno ayer al acuerdo de la Comunidad Valenciana con los ultra y a la ruptura en Extremadura. Como si fueran dos casos similares. Ambos son “correctos”, dijo.

El posicionamiento del líder gallego se basa en los porcentajes de voto. "No es lo mismo Valencia que Extremadura", dijo. Porque en la segunda, los de Abascal obtuvieron "los resultados más modestos" de toda España con solo 5 diputados. “No parece ranozable que presidan la Asamblea y además tengan varias consejerías”, dijo. En cambio, en la Comunidad Valenciana, recordó “Vox tuvo el 12% de los votos y la necesidad de diputados es distinta a la de Extremadura”.

En realidad, las dos autonomías coinciden en que el PP necesita el voto afirmativo de Vox. Además, hay otros territorios, como Murcia, donde Fernando López Miras se quedó a dos diputados de la mayoría absoluta a pesar del extraordinario resultado de Vox: tercera fuerza, casi el 18% del voto y 8 escaños (el doble que hace cuatro años). 

En el PP todos son conscientes de que los pactos autonómicos están ya muy condicionados por la convocatoria nacional. Es inevitable extrapolar la política de alianzas a ese plano, pero también está clara la estrategia de Génova: demostrar que el único camino no es una coalición con

Vox

. Feijóo habla del porcentaje de voto, pero todo dependerá de los escaños de cada partido y el gallego se esforzará por dejar fuera a los de Abascal.