Mundial de fútbol femenino

Teresa Abelleira, la “crack” mundial que sueña con goles

Humildad y trabajo duro, claves del éxito de la pontevedresa, revelación del Mundial femenino con la selección española

La gallega Teresa Abelleira, en la final del Mundial femenino de fútbol

La gallega Teresa Abelleira, en la final del Mundial femenino de fútbol / EFE / Reuters

Antonio Santos

A pocas horas para el partido más importante de la historia del fútbol femenino nacional, con la final del Mundial entre España e Inglaterra (domingo, 12.00 horas), uno de los nombres propios con mayúsculas de la selección entrenada por Jorge Vilda es el de la futbolista pontevedresa Teresa Abelleira, que irrumpió con fuerza en el once inicial del combinado nacional hasta convertirse en una de las piezas clave del equipo y en la revelación de este torneo.

No obstante, antes del que será el partido más importante en la carrera de la joven mediocampista del Real Madrid, la sociedad pontevedresa ha confirmado que se volcará con su mejor talento local, después de que los alcaldes de Pontevedra, Poio y Sanxenxo anunciasen que se colocará una pantalla gigante en el centro neurálgico de cada uno de estos municipios para seguir minuto a minuto las andanzas de Teresa en la final mundialista que se jugará en Sydney (Australia).

Un compromiso al que la propia jugadora ha reaccionado a través de sus redes sociales. “¡Esto es increíble! Espero vuestro calor, Pontevedra”, afirmó en un tuit Abelleira, en respuesta al anuncio de la pantalla gigante por parte del alcalde de la capital de provincia.

Y es que para la madridista de Pontevedra, la final del Campeonato del Mundo supone la primera gran cita de un viaje futbolístico que comenzó prácticamente tras sus primeros pasos, en el seno de una familia que vivió de primera mano ese mundillo, a través de su padre Milo y su hermano Tomás. Unos inicios en casa que prosiguieron en equipos de cantera como la Agrupación Juvenil de Lérez, donde jugó casi siempre como la única chica en equipos masculinos, o el Poio Pescamar, donde hizo sus pinitos en el fútbol sala durante tres temporadas.

Fue entonces cuando la jugadora recibió la llamada del Deportivo de La Coruña, donde con 17 años firmaría el primer contrato profesional del fútbol gallego femenino. Con la elástica blanquiazul, su presencia en las convocatorias de las categorías inferiores de la selección española sería la tónica general. En esas primeras experiencias internacionales saboreó éxitos como la plata en el Europeo Sub-17 de 2017, el triunfo en el Campeonato de Europa Sub-19 el verano siguiente.

Un bagaje fundamental para una jugadora que disfruta de la parte organizativa del juego, controlando la posesión de balón y dotando a sus equipos de mayor calidad técnica tanto en facetas ofensivas como defensivas. Recursos diferenciales en el medio del campo de una selección plagada de talento, en la que comparte línea con Alexia Putellas, doble Balón de Oro, y Aitana Bonmatí.

“La calidad y la visión de juego que tiene son una pasada. Ya desde que jugábamos juntas, la calidad era lo que más sobresalía. Apuntaba maneras desde pequeña”, destaca Marta Gago, amiga de Abelleira desde que coincidieron juntas en el instituto y en el fútbol sala. De ella también destaca su trabajo y capacidad de sacrificio.

Con la final del Mundial en el horizonte más cercano, la selección española compartió en sus redes sociales la imagen de un tatuaje que la propia Teresa luce en el interior de su pie izquierdo. La inscripción, premonitoria para el partido del domingo, reza: “Sueña con goles...”

Una vida entera pegada al balón

Un carácter humilde

Según los que mejor la conocen, si por algún rasgo destaca Teresa Abelleira es por su humildad, algo que no ha cambiado tras ser internacional con la selección española e imagen de varias campañas publicitarias como una de las figuras del Real Madrid femenino.

“Destacaría su humildad. La verdad es que desde que se fue a jugar al Real Madrid sigue siendo igual. Con nosotros no cambió nada. A otra persona se le podría subir un poco a la cabeza esa fama, pero a ella nada”, explica Gago.

Suscríbete para seguir leyendo