Con Rins y Mir en el hospital, Márquez teme hacerse daño con esta Honda

El dominio de Ducati es insultante: este fin de semana ha copado, con pilotos suyos, los cuatro primeros puestos, con el campeón ‘Pecco’ Bagnaia haciendo lo que quiera y dominando a placer

Marc Márquez.

Marc Márquez.

Emilio Pérez de Rozas

Llevamos un poquito menos de un tercio del Mundial de MotoGP

 y ya se sabe que la figura del campeonato, el mayor de los campeones, la estrella del circuito, el icono de la especialidad, el auténtico heredero de 

Valentino Rossi

, vamos el que le hizo jubilarse, el catalán Marc Márquez

, líder de la firma

Honda

, que parece haberse olvidado de hacer motos de carreras, está ya fuera de todas las quinielas, pese a encontrarse, tras dos años de operaciones, sacrificios y demás, en una forma física y mental brutal, casi como en su fabuloso 2019, cuando casi gana todas las carreras.

El dominio de Ducati es insultante. Este fin de semana ha copado, con pilotos suyos, los cuatro primeros puestos, con el campeón ‘Pecco’ Bagnaia

 haciendo lo que quiera y dominando a placer, ambas carreras, la corta del sábado y la larga de ayer domingo. Es líder, con 131 puntos, 21 más que el joven Marco Bezzecchi, que hace este año las funciones del revolucionario y sorprendente Enea Bastianini, del 2022.

Honda, un desastre

Y, a partir de ahí, todo el mundo, todo el ‘paddock’, fabricantes y pilotos, prensa, patrocinadores y organizadores miran a Honda y su deficiente RC213V, que es un auténtico potro de tortura para sus pilotos, todos ganadores, todos campeones. “No es que se caiga Márquez”, comenta Marc, tras su caída de ayer cuando era cuarto, “es que se caen todos. Peor, todos se hacen daño. Le tocó a 

Joan (Mir)

, el viernes, que está en el hospital; le tocó ayer, sábado, a Àlex (Rins), que se fracturó la tibia y el peroné izquierdo y me he caído yo, que, por suerte, me he salvado de hacerme daño. Así qué, algo tendrán, peor, algo no tendrá esta moto, que nos hace arriesgar más que los demás para tratar, solo tratar, pues apenas lo logramos, estar con los de delante”.

Siempre se ha dicho que la Honda era, es, una moto muy, muy difícil de pilotar. Es una máquina que ha impedido, en cierta medida, que el mismísimo Dani Pedrosa

, ahora capaz, como piloto probador, de colocar a KTM en la élite de MotoGP, no pudiese coronarse campeón del mundo de la categoría reina, pese a ser tres veces subcampeón; alguien como 

Jorge Lorenzo

 no triunfase y un guerrero, en el mejor estilo de Marc Márquez, el también catalán 

Pol Espargaró

, se desesperase a sus mandos hasta regresar, feliz, a

KTM.

Ahora, en un inicio de temporada horrible, pese a la gran victoria de Rins en EEUU, Honda tiene ya a dos de sus tres mejores pilotos oficiales, Joan Mir, campeón del mundo de MotoGP, en el hospital, bueno, ya en casa recuperándose de su lesión en el quinto metacarpiano de la mano derecha y al propio Rins, repito, vencedor en Austin (Texas), con la tibia y el peroné de su pierna derecha rotos. Es por ello que Márquez, ayer, en Mugello, tras su caída en la vuelta 7, reconoció que, tal vez, haya llegado la hora de dejar de empujar o de jugarse el físico "si esta moto no está para competir, para permitirme pelear por los cinco primeros puestos de cada carrera. No sé, tendré que hacer esa reflexión aunque, luego, cuando salgo a pista lo quiero dar todo porque me encuentro físicamente bien y mentalmente fuerte".

"Igual ha llegado el momento de pensar si vale la pena o no, cuando vas cuarto, jugartela o no para acabar acabar quinto o sexto"

Marc Márquez

— Piloto oficial de Repsol Honda

“Cuando tú vas al límite porque tienes de poner de tú parte más de lo normal, cualquier error, cualquier cosita, te provoca una caída. ¿Qué sería lo fácil?, lo fácil sería que si la moto está para hacer décimo, pues hago décimo y punto. Pero ni Joan, ni Àlex, ni yo somos así”, siguió comentando un sereno, ya no sonriente, Márquez, en Mugello. “Yo, desde luego, estoy aquí para ganar, para ser competitivo, para ayudar a Honda a recuperarse, para provocar la diversión de los fans. Y así voy a seguir. Ahora nos vamos a Alemania, uno de mis circuitos favoritos y donde más he ganado y, desde el primer día, pienso salir a saco, a tope. No sé correr de otra manera. Pero, insisto, los pilotos de Honda somos los que más riesgo tomamos para poder seguir a los de delante y, claro, se producen caídas”.

"En Mugello, se va a 360 kms/h. y eso da respeto, sobre todo cuando los pilotos de Honda somos los que más arriesgados para estar delante"

Pero, claro, Márquez reconoce que cuando la moto no está a la altura, “cuando no sabemos qué pasa en Japón, que están haciendo en Honda pues, desde que ha empezado la temporada, solo hemos recibido un chasis, solo eso, ninguna pieza más”, lo primero que se plantea es bajar el nivel para no lesionarse. “Veamos, cuantas más caídas suframos, más posibilidades tenemos de hacernos daño y, por tanto, hasta que la moto no sea competitiva, igual debemos darle una vuelta a eso de correr mucho cuando no toca. En Mugello, coronábamos la recta a más de 360 kms/h. y ¡ojito! por eso infunde mucho respeto. Caerse a esa velocidad es peligroso”.

Le pregunto si la moto es fiable o es una moto que te traiciona en pista. “Fiable o no, segura o no, depende de la ambición que tenga el piloto. Yo podría acabar, tranquilamente, todas las carreras del 10 al 15 y lo haría, de verdad, sin problemas y sería ¿no? una moto fiable, segura. El tema está que yo siempre quiero más. No quiero acabar a 15 segundos del vencedor. Y más cuando, en el 2021 y 2022, cuando estaba limitado físicamente, era fácil acabar entre el 8 y el 10 y no pasaba nada. Pero, ahora, que físicamente, gracias a Dios y a todos los esfuerzos y sacrificios que he hecho, estoy en forma, muy motivado e, incluso, te ves pilotando con soltura, con confianza, cómodo, tienes velocidad y ves que puedes hacer lo que tu mente quiere, duele no poder hacerlo”.