"En Moto3 no hay más muertes de puro milagro"

Gabri Rodrigo está doblemente feliz de subir Moto2 en 2022, ya que podrá huir de la que, según él, se ha convertido en una categoría, Moto3, demasiado peligrosa

"Tristemente hay pilotos jóvenes que creen que el premio a jugarse la vida es un puesto en la parrilla de MotoGP"

Gabri Rodrigo, sentado en el muro del circuito de Catar

Gabri Rodrigo, sentado en el muro del circuito de Catar / Alejandro Ceresuela

Emilio Pérez de Rozas

Emilio Pérez de Rozas

Es el fiel de la balanza. Ni niño ni mayor. Tiene suficiente experiencia (lleva ocho años compitiendo en el Mundial) y ha corrido suficientes carreras (116) como para asegurar que los niños deberían medir mejor su arrojo y recomendar que intentemos situar a Moto3 en el mismo punto de riesgo de Moto2 y MotoGP. Gabri Rodrigo (Barcelona, 1996), catalán con raíces argentinas, cuya bandera defiende en el Mundial de la pequeña cilindrada, le ha empezado a tener respeto, que no miedo, a Moto3. La gran igualdad técnica genera carreras en grupo y los rebufos impiden que los mejores se escapen.

— Le noto seriamente preocupado por las últimas muertes. —

Como todos, ¿no? Desde hace un par de años sufro una gran contradicción. Pienso que todos en el Mundial, organizadores, circuitos, marcas, equipamiento, pilotos, estamos haciendo lo imposible para que las carreras sean lo más seguras posibles, pero es absurdo obviar que practicamos un deporte sumamente peligroso y jamás evitaremos que hayan caídas, accidentes y muertes. Nunca. El otro punto de contraste es que creo, de verdad, que este año estamos teniendo muy mala suerte y se han juntado una serie de factores que han hecho que se produzcan tres muertes muy seguidas, que ha aumentado esa alarma que todos llevamos incorporada, latente, asumida, en nuestra cabeza. Es la primera vez que siento que mi deporte es más peligroso de lo que pensaba.

— Es evidente que cuando ves una carrera de Moto3, la sensación de peligro es permanente. —

Mire, lo diré en buen tono, pero es como lo siento: en Moto3 no hay más muertes de puro milagro. Se ha convertido en una categoría muy peligrosa y yo ya tengo ganas de huir de ella y dar el salto a Moto2. Se decidió, tal vez con buen criterio, no digo que no, que no hubiesen motos de fábrica, pata negra. Adiós a aquellos misiles que llevaba Maverick (Viñales) o Rins (Álex), que no los critico ¡por Dios!, solo lo recuerdo. Y eso provocó una tremenda igualdad técnica, de motos casi idénticas y la posibilidad de que el que no corra tanto o sea tan bueno se pueda agarrar al rebufo para estar delante y eso hace que las carreras sean en grupo, de hasta 20 pilotos, y el riesgo sea tremendo. Igualamos la categoría, pero aumentamos el riesgo, caías y atropellos.

— Y algunos niños son un poco inconscientes. —

No seré yo quien señale a nadie. Todos cometemos errores. Cuando las carreras son en grupo, cuando tú, sin ser el más rápido ni el más experto, pero sí el más joven, el más atrevido, el que tienes menos que perder o el más pillo para vivir en el rebufo, te puedes codear con los buenos, estás comprando números para provocar algún accidente. Y siempre son no deseados. Le repito: para cómo vamos, pasan pocas cosas.

— El peligro es que te atropellen. —

Ese es el peligro de Moto3. ¿Por qué? Pues porque en Moto2 y MotoGP enseguida se abre el grupo. Como mucho, las tres primeras vueltas de MotoGP tienen un peligro similar pero, luego, los buenos, los que tienen ritmo, los que dominan, se van, adiós. En MotoGP, coges un segundo, ya no te digo dos, y ya no te pillan. En Moto3 es imposible coger cinco décimas. Y, cuando las tienes, entre curva y curva, que para nosotros son minirrectas, sobre todo si pillas rebufo, atrapas a cualquiera ¡a cualquiera! Si desapareciera la posibilidad de los rebufos, no sé, si corriésemos sin carenados, el riesgo bajaría tremendamente. Y le confieso que no sé cómo podemos reducir el peligro en Moto3, no tengo ni idea por más cosas que se han comentado en los últimos tiempos. Cuando se te cae alguien delante y venimos en manada es un milagro no atropellar a alguien o que te atropellen. Nadie tiene reflejos tan bestias como para driblar al de delante cuando, el de delante, se te cae pegado y a 200 kms/h.

— Ya veo que no culpa a los más jóvenes por asumir más riesgo del necesario, por correr, a menudo, poniendo en peligro a los demás. —

Estamos en una categoría de formación, de promoción y, sobre todo, no lo olvidemos, en un campeonato, el de Moto3, donde todos nos buscamos la vida por brillar y merecer un puesto en Moto2 o MotoGP. Y, si las motos son iguales y/o los rebufos te permiten estar con los mejores, hay quien decide que la única manera de marcar diferencias es arriesgar más de lo debido. Ha habido algo que ha provocado el aumento de esa agresividad: los pilotos que logran subir a MotoGP cada vez son más jóvenes y algunos hasta se saltan el periodo de aprendizaje de Moto2 y, claro, todo el mundo quiere ir a MotoGP. Repito, no lo critico, cada uno sabe el riesgo que asume pero, tristemente, a veces, tengo la sensación de que los más jóvenes creen que el premio a jugarse la vida es MotoGP. Yo creo que se deben quemar todas las etapas y no obsesionarse con correr ¡ya mismo! en MotoGP.

— Por lo tanto, cada vez se necesita más suerte para eludir el accidente, la lesión, la muerte. —

Pues sí, lamentablemente es así. Por eso digo que desconozco cuál es la solución. No hay más remedio que empezar de niño, de joven, con motos pequeñas, no puedes hacer que Moto3 sean motos de 600cc, no tiene sentido con 16 años. Y, si lo hicieses en el Mundial, lo único que harías sería desplazar el peligro a los campeonatos nacionales, es decir, lo sacarías de la pantalla de televisión. Y, respecto a la suerte, le diré que todos, todos, nosotros, en todos, todos, los entrenamientos y carreras, hemos visto, sufrido y protagonizados caídas, individuales y colectivas, donde no ha ocurrido nada. Pero donde te has llevado las manos a la cabeza y, luego, por la noche has pensado: «Me podía haber matado». Eso es suerte. La caída del otro día en Austin fue ¡escalofriante! y ninguno de los cuatro pilotos se hizo rasguño alguno. Otras veces, con menos, con mucho menos, te rompes cinco huesos o te matas