El gallego Jorge Prado hace historia al proclamarse campeón mundial de Motocross

Es el primer piloto español en alzarse con el campeonato en esta disciplina

El sueño del niño gallego y de su familia que emigraron a Bélgica como nómadas del motocross

Jorge Prado, después de proclamarse campeón del mundo de motocross

Jorge Prado, después de proclamarse campeón del mundo de motocross / Agencia

Jaime Pena

Llegó el esperado momento: Jorge Prado es Campeón del Mundo de MXGP. Esperado, pero emocionante como no podía imaginar el propio Jorge. Llorando a chorros, abrazado a sus padres y sin poder articular palabras, el gallego soltó de golpe toda la presión que le ha acompañado durante la mitad de la temporada. La tensión acumulada por tener que correr con cautela cada manga, por tener que jugar con la calculadora para no arriesgar más de la cuenta, se transformó en lágrimas que mezcladas con el champán resultan tremendamente dulces.

El sueño del niño gallego y de su familia que emigraron a Bélgica como nómadas del motocross, buscando la arena y los circuitos difíciles para dar forma a una de las carreras deportivas más ejemplares y envidiables que existen. Fue el Campeón del Mundo más joven de la historia, cuando en 2011 ganó el título de 65 c.c. con solo diez años; fue el campeón de Europa más precoz, al hacerlo con catorce años; subió al podio en su primer gran premio del Mundial con solo quince años; en 2019, con solo 18 años le obligaron a cambiar de categoría porque ya había ganado los dos títulos mundiales de MX2 permitidos y ahora, en su cuarto año en la categoría reina, ya es el número uno mundial.

Cuando ganó en Ímola su primer título le preguntaron si pondría el dorsal número uno en su moto y el lucense contestó que: “No, porque el único y verdadero número uno es el campeón de MXGP”. Ahora, en Italia también, Jorge ha cumplido su máximo sueño y es el mejor piloto de motocross del mundo. El primer español que lo consigue y el merecido campeón coronado después de liderar todo el campeonato desde el 11 de marzo, cuando arrancó la temporada en Argentina. Cuando consiguió reprimir el llanto, Jorge se expresó con sinceridad: “Es el día más feliz de mi vida, he trabajado desde muy pequeño buscando este objetivo. Ha sido duro el camino y larga la espera de este año, pero lo hemos conseguido y tengo que estar muy agradecido a mi familia, a quienes me han ayudado desde el principio y a la afición que tanto me apoya. ¡Un sueño hecho realidad!”

Con autoridad

Prado ganó como los auténticos campeones. En teoría debía sentir presión solo con mirar a su alrededor y ver a su familia y amigos desplazados hasta Maggiora con ganas de fiesta. Pero con su frialdad habitual transformó esa presión en velocidad y serenidad para afrontar la carrera que soñaba para ser campeón. Salió primero como sabe hacer mejor que nadie, impuso su ritmo y no cometió ni un error en la media hora larga de manga. Por detrás, Seewer y Febvre se desesperaban intentando rascarle metros, pero él respondía con un ritmo incontestable. La desesperación del francés le llevó a sufrir una caída intentando pasar a Seewer y a romper su Kawasaki en el incidente. La pizarra de pit lane marcaba a Jorge que el galo estaba fuera de carrera, pero él siguió peleando como si nada y defendió la primera posición con más garra que si se jugara el título. Esa rotura evitaba tener que esperar a la última prueba en Gran Bretaña para resolver la ecuación y los de su entorno corrían a buscar todo el atrezzo para una celebración adelantada.

Cruzó la meta, se encendió el fuego que saluda a los campeones, entró en la recta y alucinó con el recibimiento de su equipo, su familia y la afición que le esperaba. Banderas, pancartas, champán y muchas lágrimas de emoción para recibir al 61. La segunda manga fue un mero trámite, con Jorge liderando unas vueltas hasta que le superó Febvre que se llevaba el premio de consolación. En las últimas vueltas Prado se fue al suelo siendo tercero y perdió la victoria en el gran premio, pero pudo celebrar el título desde el segundo escalón del podio y acompañado por el otro gallego, Rubén Fernández que sumó un nuevo podio. El mejor piloto del mundo de motocross es español y se llama Jorge Prado.