Biodiversidad

La lenta muerte de los vencejos

La destrucción de los nidos a los que regresan todos los años tras volar desde África amenaza estas aves necesarias

La lenta muerte de los vencejos

La lenta muerte de los vencejos / Shutterstock

Pérez Gil/Rafa Jover

Las bandadas de vencejos (Apus apus) que recorren desde el sur de África 7.000 kilómetros para regresar en primavera a sus zonas de reproducción en España se encuentran con sus nidos sellados o destruidos. Un fenómeno que se repite cada vez con más frecuencia y que aboca a esta especie protegida a una lenta pero progresiva extinción. Y algo parecido le ocurre a la golondrina blanca y al avión común. De ahí que desde grupos ecologistas, como Heliaca de Monóvar, SOS Vencejos o la SEO, se alerte de este peligro creciente y se haga un llamamiento a la ciudadanía, y especialmente a los poderes públicos, para generar una mayor concienciación ambiental.

Precisamente una de las principales amenazas para estas aves es la desaparición de sus nidos de barro, a los que regresan todos los años al igual que hace posteriormente su descendencia. En muchas ocasiones sus zonas de cría en voladizos, aleros, cornisas y tejados de edificios públicos y privados han sido eliminados por unas obras de rehabilitación que no los tienen en cuenta. Fue lo que ocurrió, por ejemplo, en los trabajos de restauración de la cúpula de la iglesia y de los tejado del Ayuntamiento y del antiguo convento de los Capuchinos de Monóvar (Alicante).

Un vencejo, en su nido

Un vencejo, en su nido / Pinterest

Pero en otras ocasiones los nidos son eliminados a propósito porque generan suciedad y molestias a los vecinos. Es lo que ha pasado recientemente en un edificio de la céntrica avenida Chapí de Elda. Los huecos de las ocho columnas donde anidaba un centenar de vencejos han sido sellados a pesar de que se trata de una acción ilegal y, en todo caso, requiere de un autorización administrativa especial al tratarse de especies protegidas.

Un ave que es un 'insecticida' natural

La situación ha generado incluso un enfrentamiento en la comunidad de vecinos. La mayoría está en contra de la decisión adoptada por el presidente pero mientras unos se decantan por abrir los huecos tapados otros prefieren instalar cajas nido. Y mientras tanto las semanas pasan y los vencejos que no encuentran sus nidos ya no ponen huevos, lo que amenaza la supervivencia de unos animales que son el mejor insecticida natural para los núcleos urbanos. De hecho, una pareja en época de cría puede acabar con más de 1.500 moscas y mosquitos al día.

Sin embargo muchos de ellos se enfrentan cada año a un periplo migratorio extremadamente duro, comiendo y durmiendo mientras vuelan, para llegar a casa y encontrar su nido arrasado. Así se las gasta el ser humano a pesar de que el Apus apus está especialmente adaptado para vivir en las ciudades. Forma sus nidos en los edificios y es fiel a su lugar de anidamiento. Vuelve a él en primavera y lo reconstruye cuantas veces haga falta.

7.000 kilómetros

Las bandadas de vencejos recorren 7.000 kilómetros para regresar a sus zonas de reproducción en España atravesando desiertos, cordilleras y mares, siguiendo su ciclo biológico anual. Proceden de Uganda, Tanzania o Kenia donde han pasado el invierno.

Golondrinas y aviones hacen nidos parecidos, también protegidos por la ley

Golondrinas y aviones hacen nidos parecidos, también protegidos por la ley / Acció Ecologista Agró

Esta extraordinaria ave se pasa casi toda la vida en el aire: puede volar durante meses sin posarse nunca (salvo en época de cría) y vuela de forma sostenida a 90 Km/h, aunque alcanza velocidades punta de más de 100 km/h. Se estima que pueden vivir 12 años tras haber recorrido más de 144.000 kilómetros en total.

La asombrosa vida del vencejo

Los vencejos se encuentran entre los seres vivos más fascinantes del planeta por su asombrosa forma de vida. Estas aves se han adaptado de tal forma a la vida en el aire, que pueden pasar hasta un año sin posarse en ningún momento, comiendo, bebiendo y durmiendo mientras vuelan de forma ininterrumpida.

Únicamente en el momento de nidificar requieren posarse, algo que siempre harán en las alturas, habitualmente en edificaciones, ya que tienen serios problemas para remontar el vuelo en caso de caer accidentalmente al suelo. Es, por ello, un ave migratoria muy ligada al medio urbano y muy cercana a los seres humanos.

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