Cambio climático

Entra en funcionamiento la mayor instalación del planeta para succionar CO2 directamente desde el aire

La planta está ubicada en Islandia y aumenta considerablemente la capacidad de su predecesora

Numerosos expertos cuestionan la eficacia real de este sistema y abogan por reducir las emisiones

La planta se encuentra en Islandia y captura CO2 directamente del aire

La planta se encuentra en Islandia y captura CO2 directamente del aire / Climeworks

Joan Lluís Ferrer

Joan Lluís Ferrer

Mientras continúan los esfuerzos mundiales para reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera, la empresa suiza Climeworks sigue adelante con sus iniciativas para capturar directamente el dióxido de carbono del aire, un método que, pese a ver cuestionada su eficacia por numerosas voces, sigue aumentando de capacidad y de tamaño.

La compañía acaba de poner en marcha una nueva instalación mucho mayor que la que ya funcionaba antes, y que está dotada con 72 ventiladores industriales para succionar el CO2 del aire. La planta, llamada Mammoth, empezó a funcionar la semana pasada y está ubicada junto a un volcán en Islandia. Se trata de la mayor instalación del planeta dedicado a este sistema de ‘limpieza’ del aire.

Climeworks pretende aspirar anualmente 36.000 toneladas de CO2 del aire para enterrarlas luego bajo tierra, con lo que quiere demostrar que esta tecnología tiene cabida en la lucha contra el calentamiento global.

Baterías de turbinas que aspiran el CO2 del aire

Baterías de turbinas que aspiran el CO2 del aire / Climeworks

Mammoth supone un gran salto adelante respecto al primer proyecto de Climework, Orca, que también absorbe de la atmósfera el principal gas de efecto invernadero responsable del cambio climático, aunque en cantidades más reducidas.

Curiosamente, la nueva planta está emplazada a solo 50 kilómetros de un volcán activo, una decisión aparentemente arriesgada, pero que obedece a su proximidad a la central de energía geotérmica de Hellisheidi, necesaria para alimentar los ventiladores de la instalación y calentar los filtros químicos para extraer CO2 con vapor de agua, informa la agencia AFP.

A continuación, el CO2 se separa del vapor y se comprime en un hangar. Por último, el gas se disuelve en agua y se bombea al subsuelo con una "especie de SodaStream gigante", explica Bergur Sigfusson, jefe de desarrollo de sistemas de Carbfix, empresa que ha ejecutado el proceso.

Un pozo, perforado bajo una cúpula de aspecto futurista, inyecta el agua a 700 metros de profundidad en el basalto volcánico que constituye el 90% del subsuelo islandés, donde reacciona con el magnesio, el calcio y el hierro de la roca para formar cristales, depósitos sólidos de CO2.

Interior de la planta 'Mammoth' de Climeworks

Interior de la planta 'Mammoth' de Climeworks / Climeworks

Para que el mundo alcance la "neutralidad de carbono" en 2050, "deberíamos eliminar del aire entre 6.000 y 16.000 millones de toneladas de CO2 al año", declaró Jan Wurzbacher, cofundador y codirector de Climeworks, en la inauguración de los 12 primeros ventiladores de contenedor en Mammoth.

"Creo firmemente que una gran parte de estas emisiones deben cubrirse con soluciones técnicas", añadió, en alusión a los sistemas como los que impulsa su empresa.

"No deberíamos hacerlo solo nosotros, como empresa individual. Otros deberían hacerlo también", añadió. Esta compañía, de 520 empleados, se marca el objetivo de acercarse a los 1.000 millones de CO2 capturado en 2050.

Un alcance limitado

Tres años después de que empezara a funcionar la anterior planta, Orca, Climeworks aumentará ahora su capacidad de captura de 4.000 a 40.000 toneladas de CO2, una vez que Mammoth esté a pleno rendimiento, si bien esa cifra sigue representando una minúscula fracción de las emisiones reales del mundo.

Según el IPCC, el organismo de la ONU experto en el clima, las tecnologías de eliminación de carbono serán necesarias para cumplir los objetivos del Acuerdo de París de 2015, pero la prioridad es reducir las emisiones.

Y es que, según los expertos, el papel de la captura directa del aire mediante almacenamiento de carbono (DACCS), como hace Climeworks, sigue siendo muy secundario, debido a su elevado precio y, además, su despliegue a gran escala depende de la disponibilidad de energías renovables.

Pese a todo, Climeworks es pionera en este ‘mercado climático’ con la construcción y puesta en marcha de las dos primeras plantas del mundo, aunque ello ha sido a un coste de unos 1.000 dólares por tonelada capturada. Wurzbacher espera que este coste descienda a sólo 300 dólares en 2030.

Pero hay más empresas que siguen la misma estela. Más de 20 nuevos proyectos de infraestructuras como esta, desarrollados por diversos agentes y que combinan captura directa y almacenamiento, deberían estar operativos en todo el mundo en 2030, con una capacidad en torno a los 10 millones de toneladas.

"Necesitamos probablemente unos 10.000 millones de dólares para proceder en la próxima década a desplegar nuestros activos" en Estados Unidos, Canadá, Noruega, Omán y también Kenia, dijo Christoph Gebald, codirector de Climeworks, cifra que es 10 veces más de lo que la empresa ya ha recaudado.

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Contacto de la sección de Medio Ambiente: crisisclimatica@prensaiberica.es