La pasión de Valverde y la juventud de Landa contra Nibali en el Giro

Del amarillo de Utrech al rosa de Apeldoorn, punto de partida del 99 Giro de Italia La ronda italiana ha adelantado en un día su tradicional inicio del sábado para poder arrancar desde Holanda, a unos 100 Km. de Amsterdam.

El recorrido del Giro comienza con una contrarreloj de 10 Km urbana y cuenta con un dispositivo de seguridad parecido al inicio del Tour, hace menos de un año. En aquella ocasión miles de aficionados esperaban que Tom Dumoulin, el gigantesco holandés de Giant, se vistiera de amarillo.

Esta vez sueñan con que se vestirá de rosa, símbolo de una prueba  ‘exportable’ a 184 países y cuyo resultado probablemente no se decidirá hasta dentro de tres semanas, en la penúltima etapa. No hay dudas sobre los favoritos. En el número uno, Vincenzo Nibali (Astana). En el número dos, Mikel Landa (Sky). Y en el número tres, Alejandro Valverde (Movistar).      

Ausente el ganador de la última edición edición, Alberto Contador, y su más directo rival, Fabio Aru, - ambos se centran en el Tour - los organizadores han otorgado el dorsal número uno a Domenico Pozzovivo (Ag2R), un clásico ‘top ten’ clásico de la carrera.

Pero es Nibali quien partirá con el potencial de hombre a batir pese a que en el Giro de Trentino que ganó Landa y en las Ardenas no quiso examinarse ante los rivales. Tampoco lo necesitaba. Su preparación ha ido enfocada hacia la última semana, donde se decidirá todo.  Nibali señala a su excompañero de equipo, Mikel Landa, como el principal adversario por las ganas de sacarse la frustración del año pasado .

Correrá para aprovechar la oportunidad única que le han dado en Sky como jefe de filas. “Es el más peligroso”, subraya Nibali. Pero también advierte que en la contrarreloj individual de 40 Km. de la novena etapa, el punto más débil de Landa, es donde piensa dar su primera vuelta de tuerca para ganar. Nibali tiene razones de peso para ir a por su segundo Giro. Con la renovación de Astana en el aire, con Fabio Aru amenazando su jefatura dentro de su propio equipo, con los grises resultados del año pasado marcándole, el Tiburon de Mesina  correrá bajo presión .   

<strong>Valverde</strong> sonríe cada vez que le recuerdan que a sus 36 primaveras descubrirá el Giro: “Si, lo que queráis, pero tengo la misma pasión que si tuviera 22 años”, te suelta en la cara. Y es verdad. Quien asista a sus entrenamientos se da cuenta de que el murciano no ha envejecido ni física ni mentalmente. Conserva una frescura endiablada: “Tengo nervios porque sé que estaré en la pelea. No sé si seré segundo, tercero o quinto, pero estaré ahí. Lo que me gustaría es ganar una etapa y acabar en el podio. Y si lo consigo es para darse con un canto en los dientes”. 

Valverde ha variado su preparación y, a diferencia de sus adversarios, corre sin presión, entre otras cosas porque el costarricense Andrey Amador, cuarto en la pasada edición, actuará como un seguro en la clasificación general. ¿Y los nervios?. Sabe que el Giro es una carrera imprevisible al inicio, con caídas y tensión por  un pelotón de 198 corredores  que discurre por rutas estrechas y peligrosas en Italia, dentro de tres días: “Esta incertidumbre es lo que me da nervios”. 

Tras este trío de favoritos hay otros ciclistas que, si se producen determinadas circunstancias después de 3,463 Km., 21 etapas, dos cronometradas, una cronoescalada,  y seis etapas con finales en alto podrían llegar a Turín, el próximo 29 de mayo, vestidos de rosa,    Uno de ellos, el colombiano Rigoberto Urán. es quien estaría  mas cerca de acariciar su sueño  por la condición de contrarrelojista y la resistencia que tiene en la montaña, aunque los dos últimos días serán un muro para él. Si  Zakarin supera su falta de experiencia, si Dumoulin se viste de rosa en Greve in Chianti,en la novena etapa,  si Kruijswijk da un salto cualitativo. Todos ellos corren en condicional.