Las cláusulas de la vergüenza del Real Madrid

El Real Madrid se deshizo el pasado verano de algunos jugadores, por considerar que, o bien no dan la talla para jugar en las filas del equipo capitalino, o bien para que se vayan curtiendo en otros equipos para volver más maduros a la casa blanca. Eso sí, para el club merengue, lo más importante es que esos futbolistas, considerados a fin de cuentas de segunda o tercera fila, es que bajo ningún concepto puedan alinearse contra el Madrid.

El caso de Portillo es, sin duda, el más flagrante. Al delantero blanco optaron por traspasarlo al Nàstic... pero se incluyó una cláusula en el contrato del delantero, según la cual no podría enfrentarse al Madrid, ni en Tarragona, ni en el Santiago Bernabéu. La verdad, sorprende que tanto miedo le tenga el Madrid a Portillo.

Los blancos deben soportar ahora un alud de críticas. El Madrid saca pecho y pregona a viento y marea que aún puede ser campeón de Liga; pero impide a Portillo jugar en el Bernabéu. No será tan malo el ahora atacante del Nàstic cuando el club capitalino le 'veta' de forma tan vergonzosa. Esperemos que, por lo menos, Portillo tenga acceso a las gradas del Santiago Bernabéu.

No es el único jugador cedido por el Madrid que tiene cerradas las puertas para medirse a los blancos. Soldado, en Osasuna, no puede enfrentarse al Madrid, por obra y gracia de la cláusula de la vergüenza. Pablo García, cedido al Celta, también está entre los 'vetados'. La doble cara del Madrid es escandalosa. Por un lado, empaqueta a un futbolista y se lava las manos. Y, a mismo tiempo, deja claro que tiene miedo a que se luzca en el Bernabéu.

El origen de las cláusulas de la vergüenza lo tenemos en lo sucedido en el 2004, en cuartos de final de la Champions. Morientes estaba cedido al Mónaco y le metió dos goles al Madrid. El equipo blanco se quedó fuera de Europa y, desde entonces, el miedo marca todas las cesiones que hace el Real Madrid.