El mito Ricardinho se marcha por la puerta de atrás del campeón Inter

Ricardinho, a la izquierda, celebra el título liguero de Inter

Ricardinho, a la izquierda, celebra el título liguero de Inter / EFE

EFE

El adiós de 'Ricardinho' al fútbol sala español ha sido el más amargo después de siete años gloriosos en el Movistar Inter en los que ha conquistado cinco 'Balones de Oro' y los elogios unánimes de la crítica y de los aficionados.

El portugués anunció su adiós al Inter el pasado 6 de eneroconfirmando que la próxima temporada jugaría en el ACCS París, mismo destino que tendrá el capitán Carlos Ortiz, aunque las consecuencias han sido bien distintas para uno y otro. 

El parón de la competición no ayudó a que el Movistar Inter pudiera contar con su estrella en esa fase final exprés que se ha disputado en Málaga y que ha terminado ganando ante el Viña Albali Valdepeñas.

Tras el ERTE de la entidad, Ricardinho denunció impagos del club y la relación entre jugador e Inter se enturbió en los medios.

<strong>Antes del play-off, el luso pidió a Inter no disputar la fase definitiva</strong>, una decisión que también tomó para evitar lesionarse antes de llegar a París sin rescindir su contrato como si hizo Gadeia semanas antes.

Las imágenes han sido extrañas en Málaga cuando Inter saltaba a calentar en grupo y Ricardinho lo hacía en solitario o incluso cuando había una charla técnica con el entrenador Tino Pérez y el luso se quedaba apartado en la grada. Fue convocado todos los partidos, pero no disputó un solo minuto en su despedida como interista.

Ha sido el adiós más triste para el mejor jugador del mundo (aunque en 2019 el elegido fue el azulgrana Ferrao), un jugador que llegó a España en 2013 y que se va por la puerta de atrás. 

A sus 34 años, <strong>Ricardinho consiguió todo lo posible</strong> en estas siete temporadas: seis Ligas, una Copa del Rey, tres Copas de España, tres Supercopa y dos Copas de Europa.

Un palmarés envidiable que a nivel de selecciones aumentó al alzarse con el campeonato de Europa ante España, la dominadora del Viejo Continente. Ricardinho se ganó el reconocimiento de todos sus rivales e incluso de las aficiones contrarias con su forma de ser dentro y fuera de la cancha.

Al término de cada partido, y fuese cual fuese el resultado, el portugués se quedaba un buen rato con los seguidores. Una foto, un autógrafo y el autobús de Inter esperando casi siempre a su estrella en una cercanía con los más jóvenes que también interpreta a la perfección en Barça de Andreu Plaza.

Las virguerías de Ricardinho convirtieron en atractivo cualquier partido de los interistas, quienes también han demostrado que pueden competir sin el mejor jugador del mundo. Los líderes de la Primera División en el momento del parón alzaron el título el martes sin su gran referente de la década.