El club protestante necesita liquidez inmediata

El nuevo Rangers, al borde de la bancarrota

Dos años y medio después de su refundación, el legendario club escoces tiene una deuda de 70 millones de euros

Glasgow Rangers

El futuro inmediato del Rangers es incierto / sport

Jordi Blanco

Once días faltan para que Celtic Rangers, por fin, se reencuentren en el césped. El legendario ‘Old Firm’, tal como se conoce a la rivalidad entre los dos gigantes escoceses, volverá al primer plano después de la refundación del club protestante, que fue liquidado en el verano de 2012 por sus deudas… Y que vuelve a estar rozando la bancarrota en una resurrección menos feliz de lo que sus hinchas suponían.

El Rangers, que reapareció en la cuarta categoría del fútbol escocés y hoy lucha por regresar a la Premier desde la segunda, está atrapado por una deuda cercana a los 70 millones de euros, producto de lo que se ha demostrado una desastrosa gestión que ha provocado que el club precise de manera inminente 10 millones para saldar sus obligaciones más urgentes con sus futbolistas, trabajadores y distintos acreedores.

La salvación de la entidad podría llegar desde el otro lado del Atlántico gracias al interés mostrado por Robert Sarver, dueño de los Phoenix Suns de la NBA y que lleva cerca de un mes negociando su compra con una segunda oferta superior a los 25 millones de euros.

Al multimillonario empresario norteamericano se añaden las gestiones de Mike Ashley, propietario del Newcastle, quien posee un 9 por ciento de las acciones del Rangers y ofreció la semana pasada un crédito de 10 millones de euros… Para reforzar principalmente la seguridad en Ibrox Park y los campos de entrenamiento, lo que fue recibido con estupor por la afición.

El Consejo de Administración del club, que rechazó otra oferta de Ashley para hacerse con el 30 por ciento de la propiedad y también es reticente a aceptar la entrada de Sarver, busca financiación desesperadamente bajo el prisma de permanecer en su puesto, según se afirma por el temor a que una investigación pudiera descubrir su mala praxis, pero los hinchas, temerosos de que la FA escocesa vuelva a intervenir el club y le sancione con un descenso administrativo han empezado a movilizarse.

El pasado sábado, minutos después de que se suspendiera el partido frente al Hearts en Ibrox debido a la nevada que cayó sobre la capital, medio millar de aficionados se agolparon a las puertas del palco para mostrar su desencanto y su furia por el presente del club, que provocó hace algunas semanas la renuncia de Ally McCoist como entrenador.

Y ante todo ello la Escocia futbolística sigue expectante ante el futuro inmediato de un Rangers que reúne en cada partido de Liga en Segunda División a una media de 30.000 aficionados, pero que en Cuarta (hace dos años) tuvo una asistencia generalizada por encima de los 42.000 y cuyo regreso a la Premier se entiende imprescindible para salvaguardar a una Premier en la que el Celtic, por encima de odios ancestrales, le necesita para no convertir, aún más, al fútbol escocés en un paria a la sombra del gigante del sur.

Los aficionados del Rangers protestaron el pasado sábado ante el palco de Ibrox Park