La carta de Ana Obregón a su hijo que estalla las redes: "Cambiando lágrimas por pañales"

La actriz ha dedicado una emotiva carta en Instagram a su difunto hijo, tras el nacimiento de Ana Sandra

Casi 3 años desde que Aless falleció y la presentadora se ha propuesto cumplir sus voluntades

Ana Obregón, con su hijo, Aless Lequio, en una imagen de junio de 2016.

Ana Obregón, con su hijo, Aless Lequio, en una imagen de junio de 2016.

Sandra Artuñedo

Sandra Artuñedo

Ana Obregón ha empezado una nueva etapa en su vida. Actualmente, continúa instalada en Miami el lugar dónde recogió por gestación subrogada a su hija legal, Ana Sandra, que es en realidad su nieta con las muestras biológicas de su hijo Aless Lequio.

Durante su estancia en Florida, la bióloga ha escrito una emotiva carta que ha publicado en sus redes sociales, a su hijo fallecido y padre de la niña: Aless Lequio. Hace casi tres año que Aless murió por culpa de un cáncer de sárcoma de edwig.

La presentadora y actriz ha publicado en Instagram la carta dirigida a su hijo que empezaba así:

“Mi Aless: 35 meses sin ti, mi vida. 35 meses viviendo en el infierno con un único motivo para vivir: cumplir tus 3 deseos que el cáncer te robó”, escribía la bióloga.

“Tu fundación ya está salvando vidas. Tu maravilloso libro que no pudiste terminar y yo abracé con mis palabras, El chico de las musarañas, ya está en la segunda edición y aún no ha salido a la venta”, las dos primeras voluntades del joven, que dejó una tercera, la más importante que ha revolucionado el foco mediático durante las últimas semanas.

Tu hija, esa princesa que me ha robado el corazón, cambiando las lágrimas por pañales. Cuando la abrazo, es como si volviera a abrazarte a ti, y esa sensación solamente la puede entender una madre o un padre que han perdido un hijo”, continúa.

Desde que falleció, Ana Obregón no ha parado de recordar el amor hacia su entonces único hijo, hasta la llegada de su hija legal y nieta, Ana Sandra.

“Espero no haberte defraudado como madre. Eres el amor de mi vida en el cielo y tu hija, el amor de mi vida en la tierra”, así terminaba su dolorosa carta.