Djokovic despertó de la siesta a tiempo ante el joven Thiem en el Masters

Susto al principio y contundencia después. Novak Djokovic buscaba encontrar sensaciones en su debut en el O2 Arena de Londres, a orillas del Támesis. 2016 está siendo un año irregular para el serbio; tan extraño que incluso perdió el liderado del ranking mundial ATP en favor del escocés Andy Murray. Por eso, este domingo, en la primera jornada del Masters, ‘Nole’ mostró dos caras opuestas. Al principio, titubeante, más fallón de lo habitual, algo nervioso… De vacaciones. Pero después, se reconcilió con su actitud sobria –a veces arrogante- y envió a su contrincante, el joven austriaco Dominic Thiem al lugar que le correspondía. Al final, 6-7 (10-12), 6-0 y 6-2.

Thiem se llevó el primer set antes de dar paso al tsunami Novak Djokovic, enojado consigo mismo por su mala actuación en la primera manga. El número 2 del ranking mundial cometió numerosos errores no forzados (15) y se mostró incapaz de contrarrestar el revés a una mano del jugador nacido hace 23 años en Wiener Neustadt. Thiem, noveno jugador de las listas, necesitó de siete puntos en el definitivo tie-break que le permitió tomar ventaja.

Pero el jugador centroeuropeo sufrió una desaceleración brutal en la segunda manga. Sólo le entraron el 50% de los primeros servicios y, juego a juego, permitió que ‘la bestia’ entrara en juego. ‘Nole’ comprendió que tenía que dejar el recreo, coger su raqueta y ponerse a jugar como mejor sabe. Y eso es lo que hizo. Barrió en el segundo set por un concluyente 6-0.

En el tercero y definitivo, Thiem quiso alzar su cabeza pero para entonces, el partido ya tenía un dueño y señor. El serbio se había asentado y conectó sus mejores golpes para ganar el partido con un definitivo 6-2. El duelo se prolongó por espacio de 2 horas y 02 minutos. 

El portugués Jose Mourinho, entrenador del Manchester United, y el defensa del FC Barcelona Gerard Piqué, observaron desde las gradas la gran reacción de Djokovic, que se inició tras ceder el primer parcial y justo después de recibir un aviso del juez de silla por conducta antideportiva al golpear una bola que fue hacia el público.

Tampoco quiso perdérselo Carlos Moyá, técnico del canadiense Milos Raonic, con quien Djokovic debe tener otra encarnizada batalla en el mismo grupo.