Schuster. Un cerebro privilegiado

Llegó al Barça con 20 años y estuvo ocho temporadas sumando éxitos, una grave lesión y sonados enfrentamientos

Tras dejar el estadio antes del final del partido en la final de la Copa de Europa de Sevilla, Núñez le dejó un año en la grada

Schuster

Schuster, un cerebro privilegiado / Ferran Correas

Ferran Correas

Ferran Correas

Formado en las calles de su Augsburgo natal, nadie duda de que Bernd Schuster fue uno de los mejores centrocampista del mundo durante la década de los ochenta. Con 16 años ya debutó en el primer equipo de su ciudad y con 18 era fijo en la selección alemana y en el Colonia, equipo en el que creció a las órdenes de su gran mentor, Hennes Weisweiler.

Con veinte años se convirtió en la gran revelación de la selección alemana que ganó la Eurocopa de Italia en 1980 y ahí apareció el Barça para fichar a aquel rubio y atlético centrocampista por 140 millones de pesetas. Estuvo ocho temporadas en el Barça y las vio de todos los colores. Ídolo de la afición por su elegante estilo, excelsa visión de juego, gran disparo y efectividad súblime a balón parado, su difícil carácter provocó enfrentamientos sonados con entrenadores y el presidente Josep Lluís Núñez. También que renunciase a su selección con solo 23 años.

Ganó una Liga, tres Copas, dos Copas de la Liga, una Supercopa de España y una Recopa. Sufrió la dureza de Andoni Goikoetxea en su segunda temporada de blaugrana, cuando el vasco le rompió la rodilla y sonado fue su desplante en la final de la Copa de Europa de Sevilla. Tras ser cambiado por Venables, dejó el estadio sin esperar al final del partido. Le costó que Núñez le apartase del equipo en la siguiente temporada. Hicieron las paces y fue recuperado un año más tarde, pero el alemán no olvidó. No renovó y en 1988 se fue gratis al Real Madrid, curiosamente al equipo contra el que protagonizó una de las imágenes que quedaron para el recuerdo de todos los barcelonistas. Aquellos cortes de manga tras el gol de Marcos en la final de Copa.