Historia SPORT

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Ferran Estrada, el aspirante incombustible

Es el precandidato de más edad (87 años), un clásico en los procesos electorales

Patriota y barcelonista íntegro, forma parte del entorno azulgrana desde que apareció en el Gol Sur con su trompeta a mediados de los setenta

Ferran Estrada, siempre con su inseparable barretina, en una imagen de 2010

Ferran Estrada, siempre con su inseparable barretina, en una imagen de 2010 / Josep Maria Arolas

David Salinas

David Salinas

Ferran Estrada Porta (Gerb, 25 de abril de 1933) es el precandidato de mayor edad (87 años) que toma parte en la carrera electoral de 2021 hacia la presidencia del FC Barcelona. Socio número 16.957, es un clásico en los sufragios de la entidad azulgrana desde 1978 y abandera esa corriente tradicionalista salpicada de romanticismo que lucha contra el inexorable paso del tiempo. Sin opciones de pasar el corte, Estrada no se rinde y, en una nueva cita con las urnas, da un nuevo paso al frente para reivindicar un Barça más humano, natural y fiel a su esencia. Como siempre ha hecho.

Cuenta Estrada, patriota y barcelonista íntegro, que estando en el vientre de su madre ya sentía los colores. Y recita, de carrerilla y marcando las líneas, una alineación mítica del Barça: “Miró; Zabala, Benito; Raich, Rosalén, Llácer; Sospedra, Escolà, Martín, Balmanya y Bravo”. Los once héroes que conquistaron la Copa en 1942 ante el Athletic y, una semana después, evitaron el descenso del equipo a Segunda División en otro partido a vida o muerte contra el Murcia. “Más sabe el zorro por viejo que por zorro”, apunta, para agregar que “tengo las ideas, solo me faltan el billete”.

Llega a Barcelona

Estrada llegó a Barcelona gracias a la gestión de un pariente para trabajar en la elaboración de barras antirrobo para automóviles. Nada más establecerse en su nuevo domicilio empezó a frecuentar el campo de Les Corts, donde reafirmó su barcelonismo hasta cotas de máxima devoción. Igualmente, con la inauguración del Camp Nou en 1957, Estrada siguió fiel a su sentimiento. En 1978 fue un acérrimo “ariñista” por entender que una victoria de Josep Lluís Núñez conllevaría la desnaturalización del Barça.

Ya por aquel entonces se había dado a conocer gracias a su trompeta tocando “para el pueblo” en el Gol Sur canciones de profunda raigambre catalana como la “Santa Espina”, “Baixant de la Font del Gat” o “Els Segadors”. Precursor de la animación en las gradas junto a otro histórico como Josep Subietas, prometió dejar de animar y en consecuencia silenciar su trompeta si Núñez ganaba las elecciones. Y lo hizo. El periodista y caricaturista Avel·lí Artís Gener, “Tísner”, lo dibujó en una ocasión con el instrumento musical taponado por un ladrillo, en alusión a la ocupación laboral del presidente elegido en los comicios de 1978.

Su afición por la música le llegó también a temprana edad y la cultivó tocando en pequeñas orquestas de sardanas y en un conjunto de boleros creado por él mismo, aunque siempre se consideró músico “de tercera fila”. Tocaba en bodas, fiestas y eventos varios hasta que se lanzó a hacerlo en la calle para reivindicar la música tradicional catalana. “Hablamos de principios de los setenta, más o menos. Entonces, en Les Rambles solo se veía folclore español: que si sevillanas, flamenco... Con mi trompeta quería popularizar también nuestra música”.

Anécdotas

Estrada tiene anécdotas imperdibles relacionadas con el Barça y su trompeta. Una de ellas, en el santuario de Wembley, donde el equipo de Cruyff se coronó campeón de Europa por vez primera en 1992. “La primera Copa de Europa la gané yo, tengo ese honor”, asegura, para añadir que “vi el partido detrás de la portería de la Sampdoria y cuando Koeman iba a ejecutar la falta, me acerqué lo máximo que pude al campo y empecé a tocar el “Virolai”. El silencio era sepulcral… Acabé la primera estrofa y llegó el gol. Todo el mundo enloqueció y lloró. “La Moreneta” me escuchó, sí. Necesitábamos ese gol y, felizmente, llegó”.

En 1991 se las ingenió junto a otros socios para ser compromisario e intervino en la Asamblea del club para pedir la dimisión del vicepresidente Xavier Aguilar. “Acabaron echándonos… Fuimos los únicos compromisarios del Barça que solo ostentamos seis meses el cargo”, recuerda, como recuerda a Johan Cruyff, Laszi Kubala o Luisito Suárez. “El Flaco nos enseñó a jugar al fútbol de verdad y a ganar dinero. Hizo que la gente del Barça fuera todavía más del Barça”, dice.

Humanizar el Barça

Estrada confiesa que aspira a ser presidente para “humanizar el Barça, ahora mismo un caballo desbocado que no hay quien lo pare. Antiguamente, en Les Corts y en el Camp Nou la gente se conocía, se saludaba. Éramos una familia. Ahora, con el “Seient Lliure” un día te encuentras a un ruso, a un americano o a uno del Real Madrid. Es un desastre. No es lo que quiero. Cambiaré los Estatutos”. 

No le importa que lo tilden de pintoresco ni con otros adjetivos. Estrada entra en escena por principios, como lo hizo en 1978, 1985, 1989, 2003, 2006, 2010 y 2015 (no pudo hacerlo en 1993, 1997 ni 2000 por diversos motivos personales) para reclamar sus derechos como socio y poder explicar a quien quiera escucharlo su particular modelo de club, más acertado o no, pero seguro que con pasión desmedida y esa nostalgia de aquellos tiempos que ya no volverán.