SPORT&STYLE

Almudena Cid: Apunta alto

Reinventarse y vivir. Esto es lo que hizo esta gimnasta única cuando decidió retirarse. A punto de estrenarse como actiz de teatro, nos habla de pasado, presente y futuro en este reportaje exclusivo para Sport & Style

Almudena Cid, protagonista del SPORT&STYLE

Almudena Cid, protagonista del SPORT&STYLE / sport

CARME BARCELÓ

Después de retirarse no respiraba por la nariz. Su vida deportiva, siempre en perfecto orden, le aportaba tranquilidad y estabilidad. Colgó mazas, cintas, pelotas y aros y todo se alteró. “Antes sabía decir que no. Y cuando dije adiós a la gimnasia, a todo decía que sí. Buscaba mi sitio. Quise reinventarme de la noche a la mañana. Y me bloqueé”. Almudena Cid. Cuatro Juegos Olímpicos consecutivos. Un nombre propio con mayúsculas. Una ‘rara avis’ en su mundo. “Una gimnasta con tetas -dice con una sonrisa-. Fui distinta, quizá fui incómoda. Pero siempre fui yo”. Ella decidió cuál sería su último día en el tapiz. Dijo adiós en Pekín “y a partir de ahí, invéntate una vida. Siempre he sido muy perfeccionista y tanta adaptación me sobrepasó. He tenido problemas de mala gestión del tiempo. Me he atropellado un montón de veces. El deportista de élite debe reeducarse, reencontrar su valía en otro contexto. Y sencillo, no es. Puse distancia entre la gimnasia y yo. Lo fácil es entrenar. Pues yo me alejé. ¿Vivir del deporte? Hay que vivir de lo que te apasiona”. Una vez al mes, Almudena se reunía con otros compañeros en las mismas circunstancias “y veíamos cómo trasciende la retirada en cada uno de nosotros. Tenemos puntos en común pero el piragüista no lo vive como el jugador de baloncesto, por ejemplo. Llegamos a la conclusión de que hay que buscar algo que te apasione de verdad, más allá de mantener el vínculo con tu mundo. Y en mi caso fue la interpretación”.

EMPRENDER PARA VIVIR. Su obsesión diaria era la de conseguir ser autosuficiente. “Yo no vivo de mi marido (el presentador y escritor Christian Gálvez) y puedo decirlo bien alto. Todo lo que soy y lo que tengo es propio”, asegura contundente. Ese empecinamiento por la autosuficiencia la ha llevado hasta hoy, con una obra de teatro a punto de estrenarse, un programa de radio en antena y una colección de cuentos. “También voy a por una trilogía, a por la historia de las super heroínas de la gimnasia -explica ilusionada- en la que, más allá de la diversión, abordo temas complejos como el de los jueces”. Almudena Cid los introduce en distintas fases de la conversación. Es evidente lo mucho que la han marcado. “La gimnasia me ha enseñado a no juzgar a los demás. A callar y a respetar. A tomarme mi tiempo antes de dictar sentencia”, reconoce. Este verano, como comentarista para TVE de los Juegos de Río, lo puso en práctica. “Me costaba decir algo malo de una gimnasta. Yo he estado ahí. La mayoría son niñas. La presión y la exigencia es brutal para unas crías”.

ENTRENAMIENTO ON LINE. Almudena sigue en forma. Tranquila, sin obsesionarse y gestionando su tiempo. Su entrenador personal es Ricardo Soares, que vive en Nueva York. “Son sesiones de una hora por las tardes y las hacemos por skipe -detalla-. Necesito tan solo 2 metros cuadrados. Los primeros 15 minutos trabajo la respiración e inicio la concentración. Después viene el trabajo de flexibilidad y de fuerza. En paralelo están conectados otros deportistas. Me va de cine. Mis articulaciones me dan las gracias todos los días”. Ahora apoya los pies en el suelo y no le duelen. No como antes, que a las doce del mediodía ya lloraba de dolor. Y respira tranquila. Por la nariz y por el alma.