París-Roubaix, paisaje de una batalla

Niki Terpstra, sentado en la cuneta tras la caída, espera la asistencia

Niki Terpstra, sentado en la cuneta tras la caída, espera la asistencia / sport

Detrás de la victoria de Greg Van Avermaet, la decepción de Peter Sagan y la despedida emotiva de Tom Boonen se esconde otra París-Roubaix. La de Niki Terpstra, el ganador del 2014, que después de sufrir un pinchazo, cuando estaba a punto de enlazar con el grupo de cabeza sufrió una aparatosa caída que lo llevó directamente al abandono. O la del belga Oliver Naesen, un 'top ten' de los favoritos, que mordió el polvo en dos ocasiones, la segunda de ellas por culpa del contratiempo de Terpstra. 

Los accidentes también de Rowe, Gallopin, Julien Morice o Dibben. Averías, pinchazos, maldiciones, polvo, gritos,heridas, fracturas, sangre, manos de aficionados intentando socorrer a los ciclistas accidentados, todo eso es la París-Roubaix  sobre los 257 Km. de un recorrido que cuenta con 29 sectores de pavés, o lo que es lo mismo, 55 km. sobre adoquines. La reina de las clásicas es tan díficil de abordar que incluso en los entrenamientos se producen accidentes. Especialmente complicados son los primeros tramos de pavés ya que todos los corredores quieren estar delante, en el primer grupo por lo que se producen tensiones y maniobras que acaban en caídas. En esta edición se disputó a un fuerte ritmo de principio a fin hasta el punto de que Van Avermaet superó la media de Fabian Cancellara en el 2013 al rodar a 45,204 km/h.