El vestuario, escéptico con el 'método Setién'

Setién analizó el partido tras la derrota en Mestalla

 El entrenador azulgrana habló en Barça TV y analizó el encuentro ante el Valencia / FC BARCELONA

German Bona

German Bona

"Hay algunas cosas que los jugadores todavía no interpretan bien o nosotros no las explicamos bien". Las palabras de Quique Setién en la sala de prensa de Mestalla tienen más carga de profundidad que una simple reacción en caliente a la dura derrota en Valencia. El técnico cántabro propone un sistema de juego que los futbolistas quieren asimilar cuanto antes y ponen todo de su parte para lograrlo, pero la sensación ahora mismo es de escepticismo y de inquietud, pues son conscientes y han percibido que no será cuestión de días. Y el tiempo, lo saben mejor que nadie, se les echa encima.

Tratándose de media temporada -otra cosa sería a inicios de campaña con todo el tiempo por delante- sustituir automatismos adquiridos durante muchos años a otros bien distintos como los actuales suponen un cambio muy brusco, más de lo esperado. Quique Setién fue nombrado entrenador del Barça porque su filosofía de juego conecta con la del club y garantiza la posesión del balón. Pero también comporta un método nuevo y sobre todo un sistema, el de tres centrales, que no ha sido utilizado en las últimas temporadas, a excepción de partidos puntuales.

De hecho, Luis Enrique lo empleó en un momento determinado y tuvo que desistir al cabo de pocas semanas. Algunos futbolistas se sienten desprotegidos, jugando en una posición que no es la suya; en un momento en el que las miradas también apuntan directamente hacia ellos, los hay que están más expuestos sobre el terreno de juego a errores que les pueden marcar. Todo ello genera incomodidad.

Mucho trabajo posicional

Las indicaciones de Quique Setién y su cuerpo técnico se están centrando, al menos durante estos primeros días, en las cuestiones más posicionales. Las correcciones son constantes y se insiste tanto en guardar el sitio, o no salirse de unos determinados parámetros, que hay futbolistas que se ven frenados. Otros, en cambio, no dan a basto y multiplican sus tareas. La insistencia en estas cuestiones han dejado a otro nivel las prácticas de la estrategia, tanto la defensiva como la ofensiva.

En la plantilla se agarran a la buena voluntad y al deseo de que pronto se dará con la tecla y las cosas saldrán de una manera mucho más natural que ahora, donde las dificultades para ajustar los conceptos defensivos y para conseguir una circulación más fluida se perciben claramente desde fuera y lógicamente, dentro del equipo. Pero no se esconde inquietud por la falta de profundidad y de ocasiones exhibida sobre todo en la primera mitad en Mestalla. Lo dijo el propio Setién al final del partido: "Lo que hemos visto no gusta ni a los jugadores ni a los técnicos".

La Champions, una obsesión

Nadie pierde la confianza en que las indicaciones de Setién puedan acabar cuajando con el tiempo y convertirse el Barça en un equipo que luche con las máximas opciones a todos los títulos. El problema principal es el tiempo. Porque la realidad es que este grupo tiene entre ceja y ceja volver a alzar la Champions League y este objetivo ya se les ha evaporado los últimos años en partidos muy concretos, como fueron Roma y Liverpool, que dejaron una profunda decepción en el vestuario.

La 'orejuda' vuelve a ser el gran reto, nunca dejó de serlo, pero existe el desasosiego de no llegar a la eliminatoria contra el Nápoles -que se considera desde dentro mucho más peligrosa de lo que seguramente se ve desde fuera- con los conceptos de Quique Setién totalmente asimilados y plenamente rodados. El propio técnico ha reconocido que se necesita tiempo y los jugadores lo están constatando en sus propias carnes. Sería un 'palo' muy importante volver a quedarse sin opciones en la competición más deseada; ni el cambio de entrenador, ahora mismo, ha disipado este temor.