Un huracán llamado Gavi

La entrada del canterano tuvo un impacto clave en el equipo en la segunda parte

Su asistencia a Pedri subraya la conexión especial con el canario dentro y fuera del campo

Gavi celebra el gol de Luuk

Gavi celebra el gol de Luuk / EFE

Dídac Peyret

Dídac Peyret

Gavi juega con la cara tensa y los ojos bien abiertos. Cada vez que sale al campo se enciende y compite como si estuviera en trance. Sus músculos, siempre en alerta, están listos para el choque y sus piernas arqueadas son de futbolista. En el Ciutat de València salió en la segunda parte y fue un huracán.

Gavi sustituyó a De Jong y reivindicó su aportación en este equipo. Salió encendido y fue una pesadilla para un Levante que acabó cediendo los tres puntos. No solo dio un salto de intensidad al equipo, también marco diferencias en situaciones de uno contra uno.

Si en la primera parte Nico y De Jong jugaron cerca de Busquets, en la segunda, Pedri y Gavi, jugaron más cerca de los delanteros. Su desborde fue clave para entender el salto ofensivo del equipo.

Pedri dio estructura al equipo, Gavi nervio competitivo y dinamismo. Suya fue la jugada que terminó con el gol de Pedri. Recibió en el centro del campo se marchó de todos los rivales que le salieron al pase con varios recortes eléctricos y asistió al canario.

Fue una versión de Gavi más cercana a la que mostraba en el juvenil, donde se atrevía más en el uno contra uno que en el primer equipo. Xavi le dio su contexto preferido -interior izquierdo al lado de Busquets- e incluso merodeó el gol. Solo le faltó algo de precisión en un mano a mano que le sacó el portero.

El de Los Palacios también dejó uno de los lujos del encuentro. Una jugada en la que dio un recital de finura -a base de sombreros y controles dirigidos- y fuerza (protegiendo el balón).

Pedri también destacó en el Ciutat de València, esta vez como interior derecho. El Barça ganó altura con los dos centrocampistas y se acercó más a la portería del Levante.

Le costó más a Nico, que ha perdido algo de frescura y confianza en los últimos meses. Al canterano parece que le falta ajustar su cuerpo a la exigencia física de la élite. Al principio de temporada ya se veía que le costaba a partir del minuto 70, ahora ha perdido ritmo tras no tener continuidad.

Gavi parece otra historia, porque cuenta con una resistencia y una explosividad innata. No hay partido que no termine con algún moratón o marca de guerra. También en el Ciutat de Valencia, donde fue un huracán y acabó con un ojo morado.

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