Histórico ridículo del Barça

El resumen de la humillación más grande del Barça: así tocó fondo en Lisboa

MEDIAPRO

Javier Giraldo

Javier Giraldo

Un equipo de Champions trituró a un equipo de juveniles. El Bayern de Múnich no tuvo piedad con el Barça: desnudó todas sus carencias en los cuartos de final de la Champions.  Lo que parecía una derrota dura acabó convertido en la derrota más humillante de la historia del Barça. 

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Champions League

2
8
Alineaciones
FC Barcelona
Ter Stegen, Semedo, Piqué, Lenglet, Jordi Alba, Busquets (Ansu Fati, 70'), Sergi Roberto (Griezmann, 45') De Jong, Arturo Vidal, Messi y Luis Suárez.
Bayern Múnich
Neuer, Kimmich, Boateng (Süle, 76'), Alaba, Davies (Hernández, 84'), Goretzka (Tolisso, 82'), Thiago, Gnabry (Coutinho, 76'), Müller, Perisic (Coman, 67') y Lewandowski.

El Bayern fue más equipo que el Barça de arriba a abajo. Solo hubo partido durante unos minutos, cuando el Barça logró empatar el gol inicial de Müller, gracia a un error de Alaba en el despeje. Fue un mero espejismo. El Bayern liquidó al Barça hasta acabar convirtiéndolo en un equipo menor. Lo ridiculizó hasta extremos insospechados: el Barça firmó en Lisboa la página más negra de su historia.

Todo lo que podía salir mal salió mal en Lisboa; empezando por Ter Stegen, irreconocible por tembloroso, un mar de dudas. Errático en la salida de balón, menor ante la avalancha del Bayern, el portero del Barça no transmitió lo que suele transmitir. Y ahí empezó a deshacerse el Barça.

Las cosas empezaron a torcerse muy pronto, cuando Müller combinó con Lewandowski en el área y batió a Ter Stegen. Era el minuto 3 de partido. Nadie podía imaginar el desastre que se avecinaba.

Reaccionó bien el Barça, que empató muy poco después, cuando Alaba rechazó a la red de su portero un centro lateral de Alba. Parecía que había partido, y más aún cuando Messi envió una falta lateral que acabó en el palo de Neuer, a falta de rematador.

Un error tras otro

Pero ahí terminó toda la productividad del Barça. El equipo empezó a diluirse de mala manera. La salida de balón fue un auténtico desastre. Y el Bayern la penalizó con crueldad. 

Primero golpeó Perisic, que aprovechó un error de Sergi Roberto en el control para fusilar a Ter Stegen con un disparo cruzado. 

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Poco después, en una jugada similar, Gnabry retrató a Lenglet: le superó en carrera para recoger un balón al espacio de Goretzka y marcar ante Ter Stegen. 

No se había cumplido media hora de partido cuando Müller volvió a marcar, adelantándose en el primer palo a un centro de Kimmich. Algunos, los más pesimistas, recordaban el 1-7 de Alemania a Brasil en el Mundial de 2014. 

Sensación de ridículo

El partido alcanzó el descanso con una sensación de vértigo en las filas azulgranas. El Barça se asomaba al abismo sin remedio: habia que elegir entre una derrota más o menos digna o un naufragio de proporciones históricas. 

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Setién sacrificó a Sergi Roberto para dar entrada a Griezmann al descanso. El Barça pareció reaccionar: plantó cara en los primeros minutos de la segunda parte. Incluso Luis Suárez marcó, tras un buen recorte en el área. El 2-4 dibujaba un panorama menos malo.

Implacable Bayern

Pero el Bayern no perdonó: Davies progresó por su banda como por el pasillo de su casa, se plantó en la línea de fondo ante la mirada complaciente de Semedo y regaló un gol medio hecho a Kimmich, que marcó a placer: 2-5 y con media hora por delante. Una tortura para el Barça.

Setién dio entrada a Ansu Fati: el Barça tenía a cuatro delanteros en el campo, pero fue un equipo a la deriva, partido por la mitad, un muñeco en manos del Bayern. 

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Los últimos minutos solo sirvieron para empeorar el desastre: lo que parecía ser una derrota durísima se convirtió en una humillación.

De la derrota a la humillación

El Barça no tenía ni voz ni voto. Era un equipo en descomposición. 

No terminó ahí el desastre: entró Coutinho al campo. Cedido por el Barça, el brasileño fue el encargado de cerrar un resultado impensable. Marcó dos goles en los cinco últimos minutos del partido para dejar en el marcador unos números humillantes y que pasan a la historia del Barça: 2-8.

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Los números lo dicen todo: el Barça encajó ocho goles en un partido de cuartos de final de la Liga de Campeones. Fue un auténtico 'Waterloo', una derrota que deja al equipo hundido y al club en una histórica situación de inestabilidad.