Una fotografía para la historia

El argentino posó con los 35 títulos que conforman su palmarés con el FC Barcelona

Los trofeos estaban expuestos en el Auditori 1899 para su rueda de prensa de despedida

Leo Messi posando con su palmarés

Leo Messi posando con su palmarés

Laia Cervelló

Laia Cervelló

Todavía queda un giro de guión. Este debía de ser el mantra de los más incrédulos al levantarse en la mañana de este 8 de agosto tristemente histórico pensando que aún se trataba de algún tipo de broma. En qué cabeza cabía que pudiera ser cierto. Algo tenía que pasar. Se acercan las 12:00h, el ecuador del día y el momento para escuchar respuestas. Los alrededores del Auditori 1899 se llenan de gente expectante mientras, dentro de la sala, se acomodan todos los citados para la rueda de prensa. Aún falta el protagonista, pero allí están ellos. Los 35 títulos, dolorosamente relucientes, recordando incluso al más escéptico que el final del guión ya está escrito. Aparece Leo en escena. No puede evitar, con una mirada afligida y de reojo, que su atención la copen esos 35 testimonios plateados que dan fe de cada una de sus hazañas.

10 Ligas. 10, qué redundancia. Desde la del curso 2004/05 en la que el Camp Nou disfrutó de los primeros minutos, y goles, en partidos oficiales de un chaval de 17 años llamado a ser el pichichi por antonomasia en la próxima década y media, hasta la del 2018/19 bajo la batuta de Ernesto Valverde.

7 Copas del Rey. La primera, el preludio de la mejor temporada del Barça. La última, el epílogo de su etapa en el Barça. Un título levantado por sus propios brazos que lució a oasis en una temporada extraña y para el olvido. Cuatro Champions. París. El cabezazo en Roma. El baño en Wembley. El otro triplete en Berlín. 8 Supercopas de España y 3 Supercopas de Europa. Tres mundialitos. Un gol con el pecho.

Mientras la mente viaja inevitablemente por todas las aventuras escondidas detrás de cada galardón, los aplausos le devuelven a la cruda realidad. Etapa terminada. Momento de echar un vistazo de reojo por última vez a su cosecha particular con la lágrima asomando en el ojo. La prensa se marcha 15 minutos para dejar lugar a las fotografías de Leo y allegados con los trofeos. 17 años en el primer equipo le han dado para 35 e infinitos recuerdos, algunos (no muchos) no terminaron revestidos de plata. Un tercio del museo del Barça lleva escrito su nombre. Y el de nuestras alegrías, también.