Historia SPORT

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El día más duro en la oficina para Leo

Messi la picó por encima del portero, pero se encontraba en fuera de juego

Messi la picó por encima del portero, pero se encontraba en fuera de juego / LALIGA

Sergi Capdevila

Sergi Capdevila

La papeleta no era nada sencilla. Apenas cuatro días después de sufrir uno de los golpes más duros de su carrera, Leo Messi tenía que saltar al césped del Camp Nou ejerciendo como lo que es, el capitán de una de las instituciones deportivas más importantes del mundo. Eso significa dar la cara y liderar a un grupo de futbolistas moralmente muy tocados que tenían la obligación de cumplir con su deber en el último encuentro oficial esta temporada en el Camp Nou. Desde este curso, Leo es el responsable máximo de la plantilla dentro del terreno de juego y, hasta ahora, en ningún momento ha reuhído sus obligaciones como cara visible de la plantilla. Ante el Getafe, a pesar de la tristeza en la que seguía sumido, lo ha hecho.

ARGUMENTO EN ATAQUE

A pesar de que desde un primer momento se vio al de Rosario triste, casi melancólico, lo cierto es que prácticamente todo lo que produjo el Barça en ataque llevó su firma. Dicho sea de paso que sus compañeros de tridente (Coutinho y Malcom) no le ofrecieron al equipo demasiadas variantes. Pero vamos a dejar lo de Philippe porque suficientes palos le están cayendo ya y en esta pieza estamos para analizar otras cosas. El ‘10’ puso un balón perfecto en el 1-0 para que Piqué peinara y provocara el tanto de Arturo Vidal después de rechazar David Soria.

Además, jamás se escondió para dar soluciones y fue el protagonista de algunas de las acciones más peligrosas, sobre todo en el segundo tiempo. En el 54’, mano a mano tras asistencia magnífica de Arturo Vidal que repelió el portero azulón; en el 65’, de nuevo cara a cara con el ex del Sevilla y se la sacaba Cabrera bajo palos a Leo tras una deliciosa vaselina marca de la casa. En el 86’ otra vez el guardameta andaluz repelía un disparo suyo a bocajarro. Hasta que en el 89’ llegaba el gol. Una diana que se introdujo finalmente Arambarri en su propia meta.

Un día sin sonrisas, sin derrochar demasiada alegría, sin grandes alardes, pero en definitiva un partido que había que jugar y afrontar. 48 goles, 22 asistencias y la Bota de Oro en el bolsillo. No siempre apetece ir a la oficina, pero los mal tragos hay que pasarlos. Como capitán. Por encima de todo.