Desmontando el 'Cholismo'

"Tiene una fuerza increíble para afrontar los miedos o los problemas, yo dudo mucho más. Me siento feliz de tener un papá que todos los objetivos que se propuso los logró. Si hubiera sido astronauta, llegaba a la luna”. Giovanni Simeone vive una relación a distancia con su padre sin reproches –así se refleja en estas palabras en La Nación– convencido como está, de que si eligió ese camino fue para el bien de todos. 

Para el mayor de los hijos del Cholo (cedido por River a Banfield) lo que dice su ‘viejo’ va a misa. En ese vínculo incondicional propio de la familia se basa el ‘cholismo’. Simeone es el que más se exige a sí mismo, el más comprometido del equipo y el más expuesto. Y a partir de ahí le sigue el grupo. El que no lo hace está fuera. “El esfuerzo no se negocia”. 

“Hay algo que te conecta” Es una cuestión de piel. Su relación con Arda es el mejor ejemplo. “Yo tengo una energía y vos podés tomarla o no tomarla, seguirme o no, pero no se puede explicar lo que hace un líder. O me sigues, o no me sigues. [...] Arda no habla español, yo creo que nos entendemos por piel. Hay gente con la que no es necesario hablar, la miras y hay algo que te conecta”, explicó en ‘Jot Down’. 

En su entorno destacan que es un tipo que te gana desde lo básico. Va de frente, es impulsivo y muy emocional. No hay trampa ni cartón. Y sus equipos son un reflejo de su personalidad. Cuenta el Mono Burgos, su segundo, que uno de los grandes méritos de Simeone fue ordenar un club particularmente disperso.

Con su llegada, el entrenador hizo de entrenador, el director deportivo de director deportivo y el presidente de presidente. Y a partir de ahí construyó desde la inmediatez. Porque así es la naturaleza del fútbol moderno. “Vamos partido a partido. Si miras lejos, no ves el paso inmediato y tropiezas”, asegura. 

“No vamos a dejar de creer” La fe es clave en el ideario de Simeone. Para lograr algo primero hay que interiorizarlo. “Simeone ha hecho creer a aficionados y jugadores que se puede”, aseguró Godín, una de las caras más visibles de este equipo. Pensar que el Atlético podía ganar un título liguero en la última jornada ante el Barcelona –y en el Camp Nou– era desde luego un acto de fe.

El liderazgo, en su caso siempre estuvo ahí. Con diez años el profesor de su colegio lo eligió como director de orquesta. Y en los equipos en los que estuvo terminó luciendo el brazalete. Siempre se reveló ante la derrota. También ante la adversidad. Por eso le eligió un Atlético con tendencia al fatalismo. “Sabía que me llamarían en un momento de dificultad”. 

“Prefiero jugar bien que lindo” Para Simeone jugar bien no significa tener el balón. “Se puede jugar bien de distintas maneras. Algunos eligen jugando bien teniendo mucha posesión y algunos jugando bien de contragolpe. Les recuerdo que el Atlético es eso, es trabajo, esfuerzo, contagio, contragolpe, competir”. Con esa idea –y con permiso del horóscopo, una de sus obseiones– refuerza cada año al equipo. Simeone se detiene mucho en la personalidad que proyecta cada signo para ver cómo encaja en el grupo. En su caso, no hay duda: posee la firmeza y determinación de los tauro.