Cuatro clásicos marcados por Mourinho

El Barça de Messi y el Real Madrid de Cristiano jugaron cuatro partidos en solo dieciocho días en 2011

Los de Pep Guardiola eran un equipo brillante y los blancos solo les podían frenar con malas artes

Mourinho, en rueda de prensa

/ sport

Sergi de Juan

Sergi de Juan

Barça y Real Madrid llevaron al límite su eterna rivalidad durante el mes de abril del año 2011. En apenas 18 días se disputaron cuatro clásicos en tres competiciones distintas —Liga, Copa del Rey y Champions— en un hecho histórico y sin precedentes. Aquellos partidos, además, se vivieron en un ambiente extraordinariamente tenso porque coincidió con un gran momento deportivo para los dos equipos porque los llevó a la final de la Copa del Rey, a jugarse la Liga y a por un puesto en la final de la Champions. 

El Barça de Pep Guardiola era intratable, con un juego que maravillaba a todo el mundo y el Real Madrid de Mourinho, incapaz de superarlo con fútbol sobre el césped hizo valer el juego subterráneo y la promoción de una tensión extradeportiva excesiva para intentar igualar todas las contiendas. Además, no hay que olvidar que en esos partidos también se vivía el duelo particular entre Messi, el mejor jugador del mundo, y el eterno aspirante, Cristiano Ronaldo. 

Liga sentenciada en Madrid

El clásico que abrió el fuego fue el de Liga en el Santiago Bernabéu. Era el 16 de abril. El Barça era líder con ocho puntos más que los blancos a falta de siete jornadas para el final. Los de Mourinho soñaban con una victoria que les diera la posibilidad de meter presión y dejar a los azulgrana a cinco puntos. Los azulgrana se adelantaron con un gol de penalti de Leo Messi pero poco antes del final, Cristiano Ronaldo, también desde los once metros firmó el empate que dejaba todo igual, con los ocho puntos de ventaja azulgrana con sólo 18 por disputarse. Los de Pep no fallaron y acabaron ganado la Liga. 

La batalla en Mestalla

El siguiente clásico fue en la final de la Copa del Rey, cuatro días después, el 20 de abril. Más que un partido de fútbol, aquello fue una guerra en que sobresalieron las malas artes del Madrid de Mourinho, que no cesó de pegar a los jugadores azulgrana en todo el partido. Arbeloa, Pepe, Xabi Alonso, Ramos y compañía repartieron de lo lindo y no recibieron el castigo pertinente de Undiano Mallenco, un árbitro muy mal visto en el vestuario del Barça. El título se le llevó el Real Madrid en la prórroga con un gol de cabeza de Cristiano Ronaldo y al Barça le anularon un gol de Pedro por un fuera de juega muy dudoso. Que Guardiola dijera que prácticamente estaban en línea y que no quedaba claro fue objeto de crítica por parte de Mourinho, que recordó que se quedaron con uno menos por expulsión de Di María al final del duelo. 

El "puto amo" en la Champions

El Barça se cobraría su venganza en la semifinal de la Champions. Esa eliminatoria siempre quedará marcada por la famosa rueda de prensa en la que Guardiola llamó “puto amo” a Mourinho. Ese día Pep dijo basta y decidió responder a los ataques del técnico portugués. Su discurso fue espectacular. “Como el señor Mourinho se ha tomado la licencia de llamarme Pep, yo le voy a llamar a él José”, empezó. Y luego se soltó como nunca lo había hecho. “Mañana a las 20.45, nos enfrentaremos en el campo. La Champions de fuera del campo ya la ha ganado, se la regalo. En esta sala, él es el puto amo, el puto jefe. Es el tío más listo del mundo. No quiero competir ni un instante. Sólo quiero recordarle que estuvimos juntos cuatro años en el Barcelona. Él me conoce, y yo le conozco”, le recordó, mirando a cámara. 

Un día después, sobre el campo, el Barça venció por 0-2, con doblete de Messi, y dejó muy bien encarrilado el pase para la final de la Champions. Ese día Pepe fue expulsado por un plantillazo sobre Dani Alves. La vuelta en el Camp Nou, sin Mourinho en el banquillo por sanción, se saldó con empate a un gol. En la final de Wembley el Barça ganó al Manchester United.