La conexión de Joan Laporta con Audax Renovables

El presidente y vicepresidente de la empresa de energía se reunieron con Laporta hace más de un año

José Elías, socio azulgrana desde verano, le prometió a Eduard Romeu que le ayudaría a llegar al Barça

Euforia por el triunfo en el entorno de Joan Laporta

Euforia por el triunfo en el entorno de Joan Laporta / EFE

Toni Frieros

Toni Frieros

Cuando Eduard Romeu, licenciado en Ciencias Económicas, entró a trabajar en Audax Renovables como vicepresidente después de una larga etapa en el sector bancario en 2015, le pidió cuatro cosas al presidente de la compañía, José Elías: un determinado sueldo, ir a trabajar en taxi, vivir en un hotel y cuando la empresa alcanzara los 1.000 millones de valor, que le financiara la candidatura a la presidencia del FC Barcelona. 

No ocurrió precisamente eso, pero sabiendo que en 2021 habría elecciones en el FC Barcelona, Elías y Romeu contactaron con diferentes candidaturas para poder involucrarse en un proyecto Barça. Hablaron con Víctor Font y también con Joan Laporta y fue con este último con quien alcanzaron un acuerdo de colaboración. Eduard Romeu quería entrar en una futura junta directiva.

De eso hace más de un año, así que quienes sostienen que Laporta se ha lanzado a los brazos de los directivos de Audax a última hora de forma desesperada, se equivocan. Ya hace muchos meses que tanto Elías como Romeu están en contacto con la candidatura ‘Estimen el Barça’ y colaboran con ellos. De no haber saltado por los aires el tema de los avales con la salida de Jaume Giró a última hora, el vicepresidente de Audax es muy probable que hubiera entrado igualmente en la junta directiva. Seguramente sin tener que avalar personalmente con su patrimonio y el de José Elías cerca de 70 millones de euros. Este último, que ha declarado que "queremos ayudar a hacer al Barça más grande todavía", no puede entrar como directivo porque no reúne las condiciones para serlo al haberse dado de alta como socio hace unos meses. Eduard Romeu no ha exigido una vicepresidencia a cambio de su aval, pero sí tener un control exhaustivo de todas las decisiones de índole económico que se vayan a tomar.