El Barça se resiste a bajar de la nube

Una defensa autobusera y dos contras catedralicias sirvieron a los de Vigo para ponerse 0-2 en Montjuïc

Lewandowski se echo el equipo a la espalda e hizo un doblete antes de Cancelo desatara la euforia

Resumen, goles y highlights del FC Barcelona 3 - 2 Celta de la jornada 6 de LaLiga EA Sports

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

Montjuïc se llena más tarde que el Camp Nou. De hecho, no se llena, pero bueno, tampoco lo hace el Camp Nou, aunque, eso sí, es más grande. Cosas de las mudanzas, que son siempre complicadas. Xavi, en cambio, llena cada día que pasa más ese pote de garbanzos con el que se construye un proyecto. Venía de dos partidos en los que el equipo había marcado diez goles y lo celebró con la renovación.

FC Barcelona - Celta de Vigo

LaLiga

3
2
Alineaciones
FC BARCELONA
Ter Stegen, Cancelo, Kounde, Christensen (Balde, 60'), Marcos Alonso (Araujo, 46'), Oriol Romeu (Lamine Yamal, 46'), De Jong, Gündogan, Ferran Torres (Raphinha, 72'), Joao Félix y Lewandowski.
CELTA
Iván Villar, Mingueza, Unai Núñez(Miguel Rodríguez, 94'), Starfelt, Domínguez, Ristic, Beltran, De la Torre, Larsen (Doubikas, 66'), Bamba (Dotor, 94') y Iago Aspas (Swedberg, 78').

Fue la primera gran noche, una noche mágina en la montaña mágica, uno de esas remontadas para el recuerdo, que no todo son manitas en esta vida. La apoteosis. El éxtasis. El novamás. Lo que quieran ustedes, pero eso fue. ¡Qué pasada! Ganar 5-0 está bien, pero hacerlo remontando un 0-2 supone una reafirmación de lo que eres y de lo que, aunque a veces cueste, no debes dejar de ser.

Ante el Celta, sin embargo, los blaugrana saltaron al césped y lo primero que vieron delante fue una muralla azul, un autobús celeste aparcado frente a la portería que defendía Iván Villar. Cinco hombre atrás, secundados por tres más delante y otros dos que ejercían de primeros defensas, aunque fuesen delanteros. Rafa Benítez 'style', la vieja escula, el 'old school' que nunca morirá porque construir siempre es más difícil que destruir. Será así toda la eternidad.

Nada a lo que el Barça no se haya enfrentado antes y, en ese sentido, si los de Xavi no fueron capaces de encontrar el gol fue, única y exclusivamente, porque no leyeron bien el partido. Faltó ritmo, velocidad, intensidad, movimientos, energía, pasión, ganas y todo aquello que pueda ser sinónimo de lo citado. El míster había sido prudente tras el 10-0 en dos partidos y tenía razón. No hay nada hecho. Todo está por hacer y, sí, todo es posible... siempre que el equipo quiera hacerlo.

Costaba un mundo

Las oportunidades blaugrana fueron tímidas, tanto que Iván Villar fue, pese a tener a su defensa cerca, un espectador más. El Celta, que se defendía con orden y poco más, llegó tres veces. En una de ellas, Larsen logró, de disparo cruzado, batir a Ter Stegen. En la segunda, una ocasión triple, Romeu evitó el gol y, en la tercera, una ocasión doble, el balón acabó por encima del travesaño. Haciendo poco, pero mucho más que el Barça, el Celta se marchó al descanso con ventaja. Tocaba despertar. Y hacerlo pronto.

Xavi ordenó, tras el descanso, una defensa de tres: Araujo, Christensen y Koundé. El equipo lo agradeció, aunque costaba un mundo, mucho más que subir a la montaña de Montjuïc. Había que echar mano de lo intangible que supone la fe. Araujo la tuvo y disparó desde fuera del área (en realidad lo hizo desde su casa) para forzar a Iván Villar a un rechace forzado.

Lewandowski, en modo Dios

La mejor ocasión la tuvo Ferran Torres, que se cambió de banda cuando entró Lamine Yamal. La cruzó demasiado con la zurda. Se fue por poco, pero se fue. El de Foios también pidió penalti por un empujón. Xavi tenía sobre el césped a Ferran, Joao, Lewandowski y Lamine. Solo faltaba Raphinha, que entró por Torres. Era un todo o nada, era ir a por todas, a comerse el mundo, a, en definitiva, despertar de una siesta que había durado demasiado.

Tanto fue así que, lanzados a por el empate, llegó el 0-2. Una contra de libro, mal frenada (no frenada, de hecho), acabó en un disparo mordido, pero suficientemente bien cruzado, por Douvikas que supuso decir adiós a la euforia, poner los pies en el suelo, resoplar y decirse a uno mismo, como hiciera el señor Lobo en Pulp Fiction: "Tranquilícense caballeros, no empecemos (...) todavía".

Joao Félix no tuvo su partido más plácido ante el Celta

Joao Félix no tuvo su partido más plácido ante el Celta / JAVI FERRÁNDIZ

Lo mejor, porque eso esto es fútbol y esto es el Barça, estaba por llegar. Llegó el gol de Lewandowski, que supuso añadir una frase más a esta crónica... (no sería la última). El polaco repitió con un disparo cruzado desde el corazón del área. Y, poco después, con un equipo lanzado, creyente, sumiso ante la fe, llegó Cancelo, extendiendo sus brazos para abrir las aguas de la remontada. ¡Qué noche! ¡Viva la montaña mágica!