El Barça siempre busca gol en los Mundiales

El FC Barcelona suele ‘pescar’ después del Mundial. Y, como casi siempre, busca gol y talento. Es el mejor escaparate para que los jugadores se luzcan y convenzan a sus pretendientes.

La primera operación que cristalizó fue la de Luis Cubilla, que llegó al Camp Nou después del Mundial de Chile 1962. La última podría protagonizarla Antoine Griezmann, el jugador por el que suspira el equipo azulgrana y que en Rusia 2018 defenderá la camiseta de Francia.

La primera operación acabó en fracaso. El uruguayo Cubilla, puro talento, no triunfó en el Barça. Su presencia (25 partidos en dos temporadas) fue testimonial. 

Demasiado joven

Llegó con solo 22 años, no se adaptó y Kubala, su primer entrenador en el Barça, nunca lo bendijo. Cuentan que aterrizó en Chile con un inmaculado traje blanco y cuando le preguntaron la razón dijo: “Para mí el fútbol es una fiesta y a las fiestas voy con mi mejor ropa”.

Debutó a lo grande, con titularidad, victoria y gol ante Colombia (2-1) en Arica, pero sorprendió su ausencia contra Yugoslavia, partido que acabó con derrota charrúa (3-1).

¿La razón? No quiso tomar la sopa de la cena. El seleccionador, Juan Carlos Corazzo, abuelo materno de Diego Forlán, lo dejó en el banquillo como castigo.

Reapareció contra Rusia, pero no pudo con Lev Yashin. Perdió Uruguay y quedó apeada del Mundial. El mal sabor de boca se lo quitó fichando poco después  por el Barça e incorporándose a la gira sudamericana del equipo, iniciada precisamente ante Peñarol, su exequipo.

Primer delantero

El primer delantero que llegó al equipo azulgrana después de un Mundial fue el austríaco Hansi Krankl, un jugador muy querido y recordado por la afición. Tuvo la complicada misión de hacer olvidar a Johan Cruyff, aunque se trataba un ‘9’ distinto al Flaco.

El holandés flotaba en el campo, el austríaco era de los que ‘mordía’, un trabajador del área. Además de Krankl, el Barça barajó los nombres de Kevin Keegan y Paolo Rossi, pero el gran Mundial de Hansi despejó dudas. 

Krankl fue el verdugo de España en el primer partido del Mundial de Argentina 1978. Deshizo el empate y dio la victoria a su selección (2-1). Llegó procedente del Rapid de Viena, con el que se hinchó a golear (160 en 201 partidos de liga).

Con la camiseta azulgrana marcó 31 goles la temporada 1978-79 y sorprendió por su capacidad de lucha y sacrificio, así como por identificarse plenamente con Catalunya. Ya de regreso a su país, capitaneó a su equipo de toda la vida, el Rapid, con el brazalete de la senyera. Y en su coche lució la ‘C’ de Catalunya.

En 1986 llegó más gol al Camp Nou: Gary Lineker. El delantero inglés del Everton fue el máximo goleador del Mundial de México 1986 (6 goles) y llegó para que, con sus dianas, el equipo pasara página a la triste final de Sevilla, donde el Barça perdió la Copa de Europa ante el Steaua de Bucarest en la tanda de penaltis.

Lineker, como Krankl, también se ganó el respeto y cariño de la afición por su compromiso. Sin embargo, con la llegada de Johan Cruyff, y después de una temporada (1988-89) jugando de extremo por banda derecha, fue traspasado al Tottenham. El equipo al que marcó más goles fue el Rea Madrid y Murcia, ambos con cinco dianas.

Delanteros ‘Oranje’

Otros delanteros que aterrizaron en el coliseo azulgrana después de un Mundial fueron Kluivert y Zenden (Francia 1998). El fichaje del primero se concretó a última hora. Tanto fue así que no el Barça no llegó a tiempo para inscribirlo en la Champions League 1998-99. El segundo, extremo, dejó pocos destellos de su calidad.

Años después llegaría más gol: Villa, que fue pichichi (compartido) con 5 dianas (aunque se fue a Sudáfrica 2010 habiendo firmado). El asturiano, de todas formas, firmó por el Barça antes de viajar a Mundial.

El último goleador procedente de una Copa del Mundo fue Luis Suárez, que no pudo jugar hasta octubre de 2014 por el mordisco que dio a Chiellini en Brasil 2014. El ‘9’ que ha dado un resultado más satisfactorio: 152 goles en cuatro temporadas. ¿Será Antoine Griezmann el siguiente?