André Gomes, la crónica de un adiós anunciado

Javier Giraldo

Javier Giraldo

Cuando hace dos años el Barça fichó a André Gomes, el contrato con el Valencia incluyó una cláusula tan curiosa como optimista: si en las siguientes cinco temporadas el jugador luso lograba el Balón de Oro, el Barça se comprometía a pagar 15 millones más al Valencia.

El tiempo ha demostrado que Gomes no solo ha estado cada día más lejos del Balón de Oro, sino que su paso por el Barça ha sido casi una tortura para el futbolista que sorprendió por su excelente adaptación al Valencia y que prometía ser uno de los futbolistas de referencia en la próxima década. 

Lastrado por la falta de continuidad y por una alarmante falta de confianza, Gomes no ha demostrado en el Barça ninguna de las virtudes que había demostrado en Mestalla. 

Un capricho

Fue, de hecho, el único fichaje improvisado del verano de 2016, una especie de “capricho”, en palabras de Robert Fernández, uno de los que más confiaba en Gomes junto a Luis Enrique. “La verdad es que llevábamos tiempo siguiéndole y nos encanta”, confesaba el ex secretario técnico del club. 

En aquel momento, el fichaje de Gomes parecía un acierto doble: un jugador de proyección, con llegada al área rival y un gran despliegue físico y además, en la agenda de futuribles del Real Madrid

Pero Gomes nunca logró adaptarse del todo al juego de posición del Barça: su concepción del fútbol, más física y vertical, no tuvo hueco con Luis Enrique y menos aún con Valverde.

trayectoria descendente

Su trayectoria en blaugrana dibuja una curva claramente descendente: en su primera temporada, disputó 47 partidos, tuvo 2.652 minutos y logró tres goles a las órdenes de Luis Enrique, que siempre le defendió con firmeza ante las críticas.

Pero la llegada de Valverde penalizó especialmente al portugués, que vio reducida su presencia a la mitad: jugó 31 partidos, pero solo 1.185 minutos (menos de la mitad que con Luis Enrique) y ni siquiera logró marcar un gol en toda la temporada.

A mitad de curso confesó que sentía ansiedad y que incluso temía salir a la calle: el público del Camp Nou intentó transmitirle su ánimo, pero la suya ya era la historia de una despedida anunciada desde mucho tiempo atrás