Alfonso Pérez: El canterano madridista que soñó en azulgrana

German Bona

German Bona

"Quería ir a toda costa al Barça y el sueño se ha hecho realidad". Sí, la frase es de Alfonso Pérez Muñoz, aunque pasados los años cueste de reconocer. Lo suyo es digno de estudio. De pequeño, jugaba en la cantera del Real madrid pero se imaginaba cada noche con vestido de azulgrana. Cuando lo consiguió, no salió nada bien la experiencia y su amor barcelonista de juventud se fue diluyendo como un azucarillo.

Y es que Alfonso firmó por cuatro temporadas y solo cumplió una y media en el Camp Nou. El bagaje fue decepcionante, solo dos goles para alguien que venía a marcar diferencias como artillero. Le cedieron al Olympique de Marsella, y de ahí al Betis, el equipo en el que cosechó, junto al Real Madrid, sus mejores triunfos.

A Alfonso le pasan cosas realmente curiosas. Como darle nombre al estadio de un equipo, el Getafe, en el que nunca ha jugado. Pero le bastó con nacer en esta ciudad de la periferia de Madrid. Una votación popular le permitió este honor cuando apenas contaba con 26 años de edad.

Alfonso declara que no es 'anti' nada, que le fastidian aquellas personas que odian a otro club. Quizás por eso se entienda que jugara en el Madrid naciendo barcelonista o que lo hiciera en el Barça tras formarse de blanco. O que siendo futbolista del Betis declarase que "ojalá el Sevilla no baje", en una temporada en que los de Nervión coqueteaban con el descenso. A Ruiz de Lopera no le hizo ni pizca de gracia...

LA decepcionante ETAPA en el barça

Pero Alfonso sí ha lanzado 'puyas' al Barça, sobre todo referidas a su salida. El getafense llegó en un momento convulso y se fue con la tormenta detrás. Costó 2.500 millones de las antiguas pesetas, lo que al cambio serían unos 10,5 millones de euros, y firmó por cuatro temporadas. Era objetivo azulgrana desde hacía tiempo, pero Van Gaal prefirió a Sonny Anderson. Pero al final, con el cambio de milenio, llegó el deseado desenlace. "Alfonso tenía muchas ganas de venir al Camp Nou, es un barcelonista de toda la vida", dijo el flamante presidente, Joan Gaspart.

Y Alfonso, el campeón olímpico en los Juegos de Barcelona, el que se hizo famoso por lucir botas blancas, tuvo el detalle de dejar en el armario el color del madridismo y ponerse en el Barça el calzado dorado "por ser el del Centenario del club y porque espero iniciar una etapa dorada para mí y el club".

No lo fue. Ni para uno ni para los otros. Fue una apuesta personal de Llorenç Serra Ferrer, el primer técnico de la 'era Gaspart'. Lo había tendido en el Betis y juntos habían asistido al nacimiento de un cántico que se hizo célebre en la grada verdiblanca, el de '¡qué bonitos, qué bonitos, son los goles de Alfonsito'.

Pero tampoco es que jugara mucho con el mallorquín. Cuatro partidos de titular y participación en otros 13. Bagaje: dos goles. Peor le fue a la temporada siguiente, con Carles Rexach: 92 minutos repartidos en cuatro partidos y capítulos polémicos.

"No me trataron mal, pero no de la mejor forma ni de la más ética en un club como el Barcelona. Me acuerdo de cuando estábamos apartados del equipo Dani, Bonano, Riquelme y yo. No nos dejaban entrenar con la plantilla, lo hacíamos a diferentes horas y estábamos totalmente apartados", explica Alfonso sobre su salida. Su salida sí fue en blanco. Se marchó cedido al Olympique de Marsella, que se hizo cargo de la mitad de su ficha.

Y de ahí, nueva cesión, en este caso al Betis, que le fichó en propiedad al terminar el año. Conquistó la Copa del Rey en 2005 y se retiró del fútbol de elite, para pasar al 'indoor' con el Real Madrid y cerrar el círculo con el club del que es socio. Aunque de pequeño soñara en azulgrana...