La Copa de las oportunidades perdidas

Tanto Barça como Madrid desaprovecharon una oportunidad de oro para sumar el primer título de 2023

El Olímpic vivió un gran ambiente, pero el cartel de lleno estuvo muy lejos de colgarse

Sarunas Jasikevicius, en el partido de Copa ante Unicaja

Sarunas Jasikevicius, en el partido de Copa ante Unicaja / David Ramírez

Marc del Río

Marc del Río

La Copa del Rey ya se encuentra en Málaga, de manera merecida, después de que Unicaja superase en la gran final del torneo a Lenovo Tenerife por 80-83. El nivel del partido no defraudó, y ambos equipos pelearon en un encuentro realmente igualado que acabó decidiendo Tyson Carter, coronado en el Olímpic como 'MVP' tras sus 17 puntos en el partido por el título.

Más allá del éxito deportivo del conjunto malagueño, liderado desde el banquillo por un Ibon Navarro que le ganó la partida táctica tanto a Sarunas Jasikevicius como a Chus Mateo, la Copa deja una sensación de oportunidad perdida para varios equipos que se tuvieron que conformar con ver la final desde la televisión.

El Barça, condenado de nuevo por no cerrar su partido

El gran 'bajonazo' lo protagonizó el FC Barcelona, eliminado el primer día de competición en un nuevo final de partido condenado al azar, tras desaprovechar una ventaja de 11 puntos a falta de tres minutos, en el que salió cruz en forma de tiros libres fallados por Nico Laprovittola. La temporada del equipo y el futuro de Saras, mirado por lupa desde el inicio de curso, sufre un nuevo traspiés tras caer también en la final de la pasada Supercopa. La de la Copa es una derrota dolorosa e inesperada, que aunque no supone mayor desilusión que la de despedirse del torneo copero a las primeras de cambio, añade todavía más presión a un equipo obligado a levantar alguno de los dos grandes (ACB o Euroliga) esta temporada para evitar una sacudida importante en junio.

Chus Mateo, señalado por la prensa madrileña tras perder ante Unicaja

No son mucho mejores las sensaciones con las que sale el Real Madrid de Badalona. Si a Jasikevicius le tienen en el centro del radar, algo parecido ocurre con un Chus Mateo al que tras la eliminación, desde Madrid no tardaron en recordarle que el conjunto blanco, dirigido por Pablo Laso, no fallaba a una final de Copa desde el año 2013. La baja de Sergio Llull para el partido de semifinales desordenó la rotación del equipo, con ausencias en pista más prolongadas de lo habitual (Hezonja) o la presencia excesiva en cuanto a minutaje tanto de Gaby Deck como de Edy Tavares, que superaron los 30 minutos en el partido. El conjunto blanco compitió, pero la victoria de Unicaja fue merecida y más tranquila de lo esperado.

Doloroso final para la Penya en semifinales

Por el otro lado del cuadro, tanto Baskonia como Joventut partían como hipotéticos finalistas de la competición, tanto por el potencial del equipo vitoriano por un lado, como por el hecho de jugar en casa como lo hacía la Penya. Los de Joan Peñarroya no encontraron reacción a una brillante segunda mitad de los verdinegros en el duelo de cuartos, seguramente los mejores minutos de baloncesto de un equipo en la edición de este año. Con Markus Howard desactivado, el equipo de Carles Durán logró de manera holgada y merecida el pase a las 'semis'. Pero, conocedores de que en la final esperaba Unicaja, los verdinegros desaprovecharon una oportunidad de oro para jugar el partido por el título ante su afición, y una mala gestión de los últimos ataques le condenaron ante el Lenovo Tenerife del 'inmortal' Marcelinho Huertas, autor de 21 puntos en la final y que se despedía entre lágrimas, con la ovación de todo el Olímpic, tras no haber conseguido lograr el primer título copero para los aurinegros.

Los altos precios de los abonos, el lastre de la Copa 2023

Por último, y no menos importante, hay que salir del apartado deportivo para confirmar que la ciudad de Badalona ha respondido de manera satisfactoria a la Copa, con un gran ambiente en las diferentes 'fan zones' durante los cuatro días de torneo, así como el éxito con la Minicopa Endesa, que inundó de aficionados el pabellón de Llefià, y que reunió en el Olímpic a 8.630 espectadores, una cifra que dobla el anterior récord de casi 4.000 espectadores el año pasado en Granada. Eso sí, pese al gran show que preparó la ACB en el pabellón verdinegro durante los cuatro días de competición, el cartel de 'sold out' estuvo muy lejos de colgarse. Los altos precios de los abonos (prácticamente 400 euros para bajar del anillo superior) han pasado factura, y durante los siete partidos, miles de asientos quedaron sin ocupar, hecho que permitió a la gente poder cambiar de ubicación para ver mejor los encuentros. Es seguramente el único borrón con el que se marcha la ACB de Badalona. La fiesta del baloncesto español no puede ser el privilegio para unos pocos, y seguro que la organización habrá tomado nota de cara a futuras ediciones.