SEGURIDAD VIAL

Consejos para conducir con viento o niebla

Se van las nevadas, pero el viento y la niebla seguirán apareciendo para complicar la tarea de los conductores.

apersa-conducir-viento-fuerte 1-1-680x380

El viento es un factor de riesgo al volante. / MOTOR

Àlex Soler

Àlex Soler

Quedan apenas 10 días de invierno y la primavera ya se vislumbra en el horizonte. Los temporales de nieve están dando ya sus últimos envites y las temperaturas empezarán a subir poco a poco. Sin embargo, esto no significa que el tiempo deje de ser un factor de reisgo en la conducción, pues se acercan meses de lluvia y seguirán apareciendo otros factores tan comunes como la niebla y el viento.

Motor Zeta ha publicado cómo cuidar el vehículo en invierno, cómo circular de manera segura durante una tormenta y los consejos de conducción invernal y colocación de las cadenas para días nevados. Pese a que la llegada del buen tiempo esté próxima, hay que tener en cuenta que la niebla seguirá apareciendo y que hay días ventosos en todas las estaciones del año. 

CONDUCCIÓN CON VIENTO

Sobre todo en coches pequeños, las ráfagas fuertes de viento siempre se notan al volante y, a veces, obligan a mantener un control firme del volante para evitar sorpresas. En carretera, el viento es especialmente peligroso cuando es muy fuerte, sopla a ráfagas y llega de lado. Estas ráfagas se tornan aún más peligrosas en las salidas de túneles, se sobrepasan edificios situados justo al lado de la carretera o se adelantan vehículos grandes como camiones.

Cuando, en un día ventoso, el viento cumple los tres requisitos antes mencionados, habrá que extremar las precauciones para no resultar sorprendidos por un mala racha. Así, el conductor debe moderar la velocidad y sostener el volante con fiermeza con las dos manos. Además, en medida de lo posible será necesario aumentar la distancia de separación, tanto frontal como lateral, para tener margen de corrección en caso de verse sorprendido por una racha fuerte de viento. Ante ráfagas muy fuertes, circular con marchas cortas mantedrá la potencia suficiente necesaria para resistir los golpes. 

Aunque el peor viento sea el que aparece en ráfagas, los vientos sostenidos también son peligrosos. Aunque es más fácil controlar el coche si el viento sopla continuamente compensando su fuerza ajustando la dirección del volante, maniobras habituales como el adelantamiento de vehículos grandes se convierten en maniobras peligrosas debido al llamado efecto pantalla. De la misma manera, al conducir junto a construcciones o en la salida de un túnel también se pueden producir. 

El efecto pantalla se produce cuando un conductor mantiene el volante ligeramente girado para compensar la fuerza del viento y en el momento de adelantar un camión, rebasar un edificio o entrar en un túnel, el viento se detiene de golpe. Este hecho causará que el conductor, si no deja de girar el volante, se acerque peligrosamente al camión, al límite de la vía o a la pared del túnel. Para resolverlo, además de moderar la velocidad, habrá que extremar la concetración y dejar de girar el volante justo cuando el viento desaparece y volver a hacerlo en el momento que vuelva a aparecer.

CONDUCCIÓN CON NIEBLA

La niebla es peligrosa, sobre todo cuando es muy espesa, porque la visibilidad se limita a unos pocos metros por delante del vehículo. A veces, aparece de forma repentina para complicar un viaje y puede presentarse en superficies enormes, complicando la marcha durante muchos kilómetros. Además de la pérdida de visibilidad, la niebla también humedece la carretera, haciendo que se vuelva más deslizante y, si la temperatura es baja, que se formen placas de hielo.

Para conducir con niebla será imprescindible reducir la velocidad a un ritmo adecuado que permita maniobrar en caso de una emergencia que no se percibirá hasta que esté muy cerca del vehículo. A más espesor, más lento se debe ir llegando a interrumpir la marcha si es muy cerrada. Además, habrá que encender siempre las luces y, cuando sea muy espesa, se deberá hacer uso de las luz antiniebla trasera, cuya intensidad hará que un vehículo sea visible para los que tiene detrás. Las delanteras también pueden sumar visibilidad para aumentar la seguridad. Además, es imprescindible evitar los frenazos. Una frenada pronunciada puede sorprender al vehículo que circula detrás del que frena. Así, habrá que intentar frenar siempre progresivamente y con suavidad.

Por otro lado, siempre habrá que vigilar especialmente a los usuarios menos visibles de las carreteras, es decir, las motocicletas, los peatones, las bicicletas y los ciclomotores, siempre más vulnerables cuando la visibilidad es muy reducida.