La maldición de cada nueve años de los Lakers

La franquicia californiana cosechó un enorme fiasco tras no conseguir clasificarse ni siquiera para el Play-In. LeBron queda señalado en su temporada de mejor anotación de su carrera

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En octubre, LeBron James y los Lakers eran los máximos favoritosa alcanzar las finales de la NBA. Ni siete meses han pasado y el equipo angelino ha cosechado uno de los años negros que se recordarán durante mucho tiempo en una franquicia que ha ganado la friolera de 17 anillos de campeón. Es cierto que hay una maldición que aparece como una enfermedad cada nueve años y que suele terminar en un ridículo de dimensiones bíblicas en el equipo amarillo.

El común denominador de la maldición de los Lakers aparece cuando intentan hacer un equipo más bueno de lo que el resto de la NBA se puede permitir. Habitualmente ese conjunto colapsa provocando la disolución del proyecto por culpa de la falta de entendimiento entre sus estrellas. En el caso de esta temporada, la llegada de Russell Westbrook, Dwight Howard y Carmelo Anthony dinamitó una plantilla que además contaba de inicio con Rajon Rondo y DeAndre Jordan como jugadores que se bajaron del barco a mitad de temporada.

L<strong>eBron</strong> había conseguido traer a muchos de sus grandes amigos formando un equipo de ensueño, pero había que ser solidarios y jugar en equipo. Ese objetivo evidentemente no se ha logrado con tantos gallos en un mismo corral y los números no engañan. Con 31 victorias y 48 derrotas de balance hasta la fecha, los Lakers pueden decir sin temor a dudas que son un auténtico fiasco y veremos si este tropezón no acaba con más estrellas fuera. Westbrook parece sentenciado, mientras que Anthony Davis podría ser traspasado para conseguir una superestrella joven.

El problema en este caso, dice la prensa angelina, ha residido en permitir a LeBron ejercer de General Manager con consecuencias fatales en el campo. Desde que el de Ohio está en el equipo los resultados han sido décimos en la primera temporada, campeón en la burbuja de la NBA, séptimos el año pasado y undécimos en este en la Conferencia Oeste. Muchos se atreven a comparar esta deriva de LeBron con la de Michael Jordan en los Washington Wizards.

Otros casos sonados en LA

Los Lakers no han aprendido nada de las anteriores maldiciones. En 2013, la franquicia añadió a la pareja formada por Kobe Bryant y Pau Gasol al ex MVP Steve Nash y a su rival en las finales de 2011, Dwight Howard. El resultado fue que cada uno acabó por su lado y que la franquicia no pasó de primera ronda de Play-Offs siendo barridos por los San Antonio Spurs. Del proyecto sólo seguiría a largo plazo Kobe Bryant.

En 2004, los angelinos vieron como a su pareja de estrellas y triples campeones, Shaquille O'Neal y Kobe Bryant, se les añadieron dos viejos rockeros rebotados de la era Jordan como Karl Malone y Gary Payton. El talento sobraba por todas partes, pero en la final de ese año fueron arrasados por la mayor intensidad y hambre de los Detroit Pistons cayendo por 4-1. Aquel proyecto también se fue al traste quedando como único estandarte al año siguiente Kobe Bryant.

Veremos qué sucede tras esta nefasta temporada, pero lo precedentes acerca de la maldición son claro: hay que desmontar el chiringuito. LeBron James ha asegurado que seguirá los pasos de su hijo en cuanto sea declarado elegible para el Draft de 2023. Quizá la franquicia tiene planes para hacerse con el primogénito o quizá no. Lo que es evidente es que 'El Rey' tiene que alejarse de los despachos y centrarse en la cancha.