El drama de Simanic: "Si no lo llegan a operar rápido, habría muerto desangrado..."

El jugador del Casademont Zaragoza perdió un riñón tras un golpe durante un partido del Mundial el pasado 4 de septiembre

"La recuperación avanza satisfactoriamente. Viene regularmente a los controles y le va muy bien", explica el doctor

Borisa Simanic, durante un calentamiento previo a un partido con la selección serbia

Borisa Simanic, durante un calentamiento previo a un partido con la selección serbia / FIBA

Raquel Machín

La vida de Borisa Simanic corrió peligro en Filipinas hace dos meses. El jugador del Casademont Zaragoza perdió 2,5 litros de sangre después de que un codazo durante un partido del Mundial le rompiera el riñón y en el hospital de Manila quisieran retrasar su operación. El doctor de la selección serbia, Dragan Radovanovic, explica todo el proceso en una extensa entrevista con el medio kurir.rs. "Si no hubiera sido operado por primera vez, su vida habría estado seriamente amenazada porque habría muerto desangrado. Si hubiésemos esperado al día siguiente por la mañana...", señala el médico.

Radovanovic se muestra satisfecho con el resultado y apunta a una buena recuperación. "Ahora que todo se ha calmado lo primero que queda es una gran satisfacción de que todo haya ido bien. La recuperación avanza satisfactoriamente, Borisa viene regularmente a los controles y le va muy bien. Se siente mucho mejor, se está rehabilitando psicológicamente y eso es algo importante después de todo lo que ha pasado. Ahora necesitamos tiempo", dice en la entrevista.

El doctor asegura que es posible que el ala-pívot serbio vuelva a jugar con un solo riñón pero, eso sí, requiere tiempo. "Para que este riñón acepte la función de ambos en el día a día. Que sus heridas sanen bien. Y lleva tres meses. Después de eso puedes pensar en cómo iniciarte en el deporte. Primero mayor actividad física y luego, entrenamiento. Se debe controlar la función renal en todo momento", asegura Radovanovic.

La historia

En la extensa entrevista publicada en kurir.rs, el médico explica pormenorizadamente las angustiosas horas que vivió junto a Simanic desde el golpe en el partido hasta las dos operaciones y la complicada vuelta a casa en el avión, que tuvo que adaptarse para que el jugador estuviera monitorizado en todo momento.

"Visto en conjunto, lo primero que fue importante fue el reconocimiento de la lesión, la rotura central del riñón. Siempre es una lesión grave acompañada de una hemorragia masiva y grave que pone en peligro la vida. Y que inmediatamente fuimos al hospital. Diez minutos después de la lesión estábamos en la ambulancia", comienza Radovanovic.

Todo comenzó con un golpe, un codazo aparentemente sin importancia durante el partido frente a Sudán del Sur en el Mundial. Simanic empezó a sentir mucho dolor. "Se quejaba de dolores muy fuertes. Por algunos otros síntomas vi inmediatamente de qué se trataba. Fuimos al hospital pero su sistema es diferente al que estamos acostumbrados. Llegamos por la noche y había en su mayoría médicos residentes, jóvenes, inexpertos. Deberían haberlo cuidado. Inmediatamente, dije de qué se trataba y qué había que hacer, que necesitábamos un tipo especial de escáner para ver lo que había", señala el médico.

Sin embargo, en ese momento no había ni un cirujano ni un urólogo en el hospital y no se hicieron pruebas. Es más, le dijeron que podía esperar al día siguiente para hacer un nuevo escáner y valorar qué debía hacerse. "Enseguida vi que no sería posible y traté de enviar un mensaje a sus médicos pero no hubo respuesta. Me quedé con Borisa en el hospital porque sabía lo que estaba pasando", relata el médico.

La situación de Simanic fue empeorando. "Comenzaron fuertes dolores, le empezaron a poner inyecciones de analgésicos. El dolor era signo de un sangrado importante y abundante en la zona del abdomen. Luego pedí que me repitieran la ecografía, o hacerla yo. Me dijeron que no tenían ecógrafo después de cinco horas, así que pedí que repitieran la exploración. Con la ayuda de Predrag Bogosavljev (director de competiciones de la FIBA), tuvimos que alertar a la administración del hospital. Luego aprobaron otro escáner y, cuando vieron lo que había, inmediatamente aparecieron un cirujano y un urólogo porque entendían el estado de Borisa. Tuvieron suerte de que estuviera allí para reconocer el sangrado e insistir en que todo se lavara inmediatamente y no esperar al día siguiente", explica.

Las operaciones

Simanic entró al quirófano y le extrajeron más de dos litros de sangre. Intentaron salvar el riñón cosiéndolo pero el postoperatorio no fue bien en ningún momento. "El riñón no pudo sobrevivir, hubo muerte postraumática del tejido, complicaciones y fuga del contenido del riñón hacia la cavidad intestinal, inflamación del tejido abdominal y posible sepsis. Y nuevamente no había ningún médico en el hospital", prosigue. Las nuevas pruebas no trajeron buenas noticias. "Se dieron cuenta de que la orina se filtraba hacia la cavidad abdominal y que era necesaria una operación. Primero querían alguna variante intermedia, pero dije que eso estaba fuera de discusión. Todo esto hablando por teléfono porque los médicos no estaban en el hospital. Insistí en que vinieran inmediatamente porque Borisa tenía que ser operado y así fue".

Otro de los graves problemas fue la masiva pérdida de sangre ya en la primera operación. "Me llamaron desde el quirófano para decirme que no había sangre, que Borisa había perdido más de 2,5 litros. Tiene un tipo de sangre muy raro y nos pidieron que intentáramos encontrarla. Sabía que ninguno de los jugadores la tenía. A las cinco de la mañana llamamos a todos los jugadores, entrenadores, a los que vinieron a Manila a animar... No hubo ayuda excepto la madre de Bogdan Bogdanovic, que vino con nosotros a donar sangre, pero no se lo permitieron por sus procedimientos", relata.

Le dijeron que preguntara a la Cruz Roja y se da la circunstancia de que Radovanovic es el presidente de esta organización en Serbia, así que enseguida se puso en marcha para contactar con ellos. "Se prepararon cinco dosis de sangre a tiempo, en dos o tres horas, para Borisa. Esto fue muy importante", destaca.

El regreso

Después quedaba el regreso a casa, que tampoco fue sencillo porque el avión de la selección volaba a 13.000 metros de altura, lo que reduce la presión de oxígeno en la cabina y eso afecta a las personas con problemas respiratorios. Los fisioterapeutas de la selección tuvieron que trabajar con Simanic haciendo ejercicios de recuperación, en la cama, caminando. Regresaron en un vuelo chárter y se habilitó en la parte de atrás una zona con una cama para enfermos. Allí estaba Simanic con el cuerpo médico, su madre y su pareja, perfectamente controlado y vigilado. "Acudió a ver a sus compañeros porque quería estar con ellos y ese fue el primer paseo tras la operación. Cuando llegamos a Belgrado lo ingresaron inmediatamente en mi hospital", explica el médico.

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