El reto de mantenerse en la primera fila mundial

Los socios, el ADN del Circuit

Tres historias distintas y una conclusión común: ser socio del Circuit es mucho más que ir a las carreras

Laura Ramos

Les gusta escuchar el ruido de los monoplazas acelerando y aseguran que “nunca se nos pasaría por la cabeza ponernos tapones”. Suscriben estas palabras Francesc Beltrán, José Plaza y Cristina Ollas, tres socios del Circuit de Catalunya que llevan la pasión por el motor en las venas y que han convertido al trazado barcelonés en una especie de “segunda residencia” a la que acuden para descargar las tensiones del día a día, pero sobre todo para disfrutar de las carreras. No importa si se trata de Fórmula 1, MotoGP, World Series o cualquier otra categoría, nunca fallan. Y como ellos, 8.000 personas más que un día decidieron dar un paso adelante y comprometerse con el escenario que tantas alegrías les ha dado.

“Los hay que se hacen socios del Barça y van cada domingo al campo; yo he hecho lo mismo con el Circuit”, comenta José Plaza junto a su hijo Ian, que sigue sus pasos. Son auténticas enciclopedias. Recuerdan carreras, accidentes, adelantamientos y hasta los patrocinadores que han lucido año tras año los distintos monoplazas. De todos esos recuerdos, Francesc Beltrán se queda con dos. “Un adelantamiento de Crivi en la curva seis el año que se proclamó campeón del mundo y la pasada de Rossi a Lorenzo en la última curva de la última vuelta de la carrera de 2009, increíble”. No se ha perdido ninguna carrera, ya que Beltrán es el socio número uno del Circuit. Un honor del que presume al recordar que “fui de los que pusieron dinero a fondo perdido para que se pudiera construir esta maravilla. Necesitábamos un sitio como este y no dudé ni un segundo. Yo he crecido con este circuito”.

Porque Francesc, como José y Cristina, no acuden solo a ver las dos grandes pruebas que anualmente se celebran en Montmeló, Fórmula 1 y MotoGP: “La pasión por el motor es mucho más que eso”, coinciden. Cristina es la más joven de ellos y socia desde 2009. “Cuando sale el calendario del Circuit ya sé los días que tengo que pedir vacaciones”. A veces, se siente algo “incomprendida, pero “por suerte aquí acabas encontrándote como en casa. Los primeros años compraba las entradas, pero desde que soy socia lo vivo mucho más. Tienes acceso al páddock, conoces a los pilotos¿ yo he llegado a tomarme un café con Hamilton”, apunta emocionada. “Acabas siendo uno más de la familia, te conocen de tanto verte por aquí”, continúa José que, aunque socio desde 2002, empezó a venir al Circuit cuando apenas era un crío. “Mi padre era cazador aficionado y un día decidió colgar la escopeta y pasarse a las carreras, contribuyó económicamente como Francesc en la construcción del circuito y aquí estoy yo”, explica.

A ellos les tira más la F1, a Francesc, las motos. Pero los tres recuerdan el día más emocionante en Montmeló: “Cuando aquí fuimos más de 140.000 personas viendo la carrera de F1 en 2007. Se batió el récord de asistencia y se hizo una ola que dio la vuelta a todo el circuito. Todavía se me pone la piel de gallina al recordarlo”, comenta Cristina. Aquellas cifras no han vuelto a repetirse. “Alonso tira mucho y ese año se estrenaba en McLaren y venía de ser campeón del mundo”, recuerda Francesc. El número de socios se multiplicó hasta alcanzar los 17.000 abonados. Cifra que a partir de 2008 empezó a descender y que ahora está en 8.000. “La crisis no ayuda, pero si vienes a la F1 y las motos sale a cuenta”, dice Francesc. Y no se equivoca. El carnet permite asistir a todas las actividades y competiciones del Circuit, además de importantes descuentos en las entradas. ¿El objetivo común? Que el Circuit siga en primera línea mundial.