El exjugador espanyolista continúa su carrera en la liga de Indonesia

La nueva odisea de Soldevilla

Renunció a jugar en Segunda, donde tenía ofertas importantes, para irse a Asia. Está viviendo una de sus experiencias más ricas como profesional

Lluís Miguelsanz

Muchos aficionados al fútbol le habían perdido ya la pista, pero la realidad es que Toni Soldevilla sigue dándole patadas al balón.  Tras salir del Espanyol vivió innumerables experiencias, algunas exóticas, en el Poli Ejido, Apollon Limassol chipriota, Amkar Perm de Rúsia, Marbella, Caravaca, Ontinyent... y Pro Duta FC de Indonesia. El portentoso excentral blanquiazul debutó este fin de semana pasado en la liga indonesa, dónde es la estrella de su equipo viviendo una de las experiencias más ricas que le ha dado su dilatada carrera profesional.

“Al final de la temporada pasada, un preparador físico que estaba en el Valencia me dijo si quería ir a Indonesia. Fue una sorpresa y pensé que ahí solo se comía arroz. Tenía una muy buena propuesta del Alcoyano para jugar en Segunda, pero hice balance y me vine a Indonesia. He acertado porque aquí soy feliz”, explica el exjugador espanyolista.

Soldevilla llegó hace unos meses a la ciudad de Medan, donde reside y juega con el Pro Duta, que entrena el español Roberto  Bianchi y donde tiene de compañero y cicerone al futbolista español Xavi Pérez. “El viaje fue cortito, unas 26 horas. Llegué con ilusión y he intentado adaptarme rápido, aunque no he podido jugar hasta ahora porque el transfer no llegaba. Nosotros somos un equipo muy joven y vamos líderes del segundo campeonato. El objetivo es subir a la superliga y, para eso, me han fichado. De momento las cosas van muy bien”.

A Soldevilla le falta tiempo para explicar todas sus experiencias. “El fútbol es de locos aquí. Hay muchísima afición y los campos son de entre 20.000 y 40.000 espectadores y cada partido está lleno. Tienen muchas carencias de estructura y forma de ver el fútbol. Para ellos les da igual cómo esté el campo. Son horrorosos, o muy duros o blandos. Hay campos de hierba que parecen que sean para coger zanahorias. El nivel del fútbol digamos que es indonés. No tienen organización ni sentido táctico. Solo corren y juegan a marcar un gol más que el contrario, que eso es lo que interesa”.

La falta de infraestructuras hace que tenga que vivir cosas alucinantes e impensables en Europa. “Lo que más me ha sorprendido es que no hay vestuarios para ducharse. A veces hace mucho frío y tenemos que salir del campo con la ropa del entrenamiento o del partido, pero ya estoy habituado a eso y hay cosas que compensan. Aquí me han recibido muy bien. Me ha sorprendido la calidad humana de los compañeros de equipo y de los indonesios. Nosotros tenemos un equipo joven y la plantilla está impresionada por jugar con alguien de la Liga española”.

A lo que sí se ha adaptado ya Soldevilla es al cambio de costumbres tan radical que ha tenido que vivir; “A nivel social hay muchas cosas diferentes. Es un país musulmán y en varios momentos del día, toda la ciudad realiza sus oraciones. Comen arroz con las manos a todas horas, desde el desayuno a la cena y el tráfico es una locura. A nivel profesional, el calor es un obstáculo porque, a veces, es insoportable y el desgaste físico es máximo”.

Pese a todo, Soldevilla cree que Indonesia es una oportunidad para él: “Después de ir a Rusia nunca pensé en volver a salir al extranjero. Pero estar fuera te hace crecer como persona. En Indonesia hay mucha pobreza y tengo una lección diaria de humildad con lo que veo. Uno aprende a darse cuenta de lo que es necesario e imprescindible para vivir y ser feliz. Pero Indonesia también es un país de oportunidades. Aquí no hay la crisis que se vive en España o Europa, aunque no tienen la cultura y la formación deportiva para hacer una liga profesional. Hay jugadores de mucha calidad, pero ni me atrevo a decir sus nombres porque bastantes problemas tengo ya con aprenderme los de mi equipo”.

Por el momento, Soldevilla ha firmado contrato por una sola temporada a pesar de que le ofrecieron un contrato más largo. La experiencia es más que positiva, pero sabe que la vida da muchas vueltas. Y, ahora, que es plenamente feliz también tiene un recuerdo para aquellos que siempre le han ayudado en momentos difíciles: “Siempre me he sentido querido por mucha gente. Gente que me ha apoyado en todos los momentos que he tenido. La verdad es que me siento un privilegiado por haber tenido el apoyo y el cariño de muchos”.