Federer puede con todo

El jugador suizo, que se ha ganado la fama de jugador casi invencible, provoca pavor en muchos de sus rivales

Es algo que todos tenemos en común: Jugamos al tenis y cuando nos enfrentamos a Roger Federer, perdemos". La frase, pronunciada por el croata Ivan Ljubicic la víspera de la final del Masters Series de Miami, es ilustrativa del pavor que el tenista suizo provoca en muchos de sus oponentes. Federer, indiscutible número uno mundial, se ha convertido después de dos años apoteósicos, de sumar 26 títulos y ganar el 94 por ciento de sus partidos, en un jugador casi invencible.

Unicamente el mallorquín Rafael Nadal, su único verdugo esta temporada, en la final de Dubai, ha puesto en entredicho esta condición. Nadie más ha conseguido interponerse entre este genio de 24 años y su deseo de perpetuarse en la cima del tenis mundial.

Ljubicic, protagonista de un arranque de temporada espléndido, con sólo tres derrotas en 28 partidos antes de caer en la final de Key Biscayne ante Federer, pareció estar cerca de romper la 'racha estadounidense' del suizo, que no pierde un partido en aquel país desde agosto del 2004. Pero aunque el croata forzó el desempate en los tres sets y logró que el número uno mundial no se sientiera cómodo en la pista, en los momentos críticos emergió siempre el mejor Federer. "Nunca pierdo la calma y creo que, al final, esa es la clave de todo", resumió el suizo, que encaja con una asombrosa naturalidad cuantos elogios genera su juego.

A Federer no parece molestarle que insistan en situarle en una categoría especial, como si el circuito se dividiese entre él y el resto de jugadores, ni que ya se le señale como uno de los mejores tenistas de todos los tiempos. El suizo, siempre con los pies en el suelo, no cae sin embargo en la falsa modestia cuando se le pone en un pedestal inalcanzable por el resto de jugadores. "He ganado los tres últimos torneos del Grand Slam y otros muchos títulos. De alguna manera, quizá sí pueda decirse que yo voy por un lado y el resto, por otro", señaló Federer tras ganar en Miami el décimo Masters Series de su carrera, segundo consecutivo después de adjudicarse el de Indian Wells.

Después de dos años de reinado en el circuito masculino, de haber ganado 183 partidos de los 194 que ha jugado desde comienzo del 2004, la gran asignatura pendiente de Federer es Roland Garros, el único de los cuatro 'grandes' que no figura aún en su palmarés. Rafael Nadal, vigente campeón, fue quien le apartó del sueño el pasado año. Y el tenista español volverá a ser los próximos dos meses una amenaza permanente para Federer. "Está justo detrás de mí y su pasada temporada fue fantástica", comentó el helvético sobre su rivalidad deportiva con el manacorense.

El número uno mundial, que este curso ha añadido cuatro nuevos títulos a sus vitrinas, preparará el torneo parisino participando en los torneos de Montecarlo, Hamburgo y Roma. El año pasado cayó en cuartos de final en Montecarlo, ganó el torneo alemán y no jugó en Italia. Su entorno más próximo asegura que Federer ha alcanzado un nivel de confianza en su juego tan elevado que ven difícil que alguien pueda batirle sobre la arcilla, el terreno en el que hasta ahora se ha mostrado más vulnerable. Habrá que esperar un par de meses para ver si Federer gana el octavo 'grande' de su carrera sobre la tierra de París.