El jugador coreano y sus compañeros, víctimas de la guerra entre la FIFA y el Barça

Seung Woo Lee, o el sueño de un niño que unos mayores convirtieron en un calvario

Mientras gente que ya tiene una edad sigue peleándose y discutiendo, unos niños, sin tener ninguna culpa, no pueden hacer algo tan sencillo como jugar a fútbol

Josep Capdevila

Solo tiene 16 años. Los cumplió en enero. Seung Woo Lee es casi un niño. Como lo son Patrice Sousia, Bobby Adekanye, Paik Seung Ho o cualquier otro de los jugadores que desde hace meses no pueden jugar partidos de fútbol. Y como lo son miles de niños en todo el mundo que se quedarán sin jugar si la FIFA aplica el criterio que ha aplicado con el Barça a todos los demás clubs. Pero pese a esa juventud, Lee hace tiempo que sabía que algún día todo el mundo hablaría de él. Lo que no sabía, lo que no se podía imaginar, es que hablasen de él porque su fichaje desatase una tormenta de dimensiones inimaginables en estos momentos. Por que él pensaba que se hablaría de él por su fútbol, por sus cualidades. Que, por cierto, son muchas.

Pero en todo este lío montado entre la FIFA, la RFEF y el Barça, da mucho la sensación de que nadie, absolutamente nadie, piensa que no estamos hablando de tratados internacionales sobre el transporte de mercancias, sino de las vidas, personales y deportivas, de niños. Y en el caso de Lee, por ejemplo, a pesar de que quien le siga por las redes sociales pueda llevarse la impresión de que de ir "sobradillo", la única realidad es que está preocupado. Porque no entiende porque él, que solo quiere jugar a fútbol, no lo puede hacer por culpa de unas leyes de la FIFA que son del siglo XXI pero parecen ancladas en el XX y porque el FC Barcelona puede haber actuado al límite del reglamento o haber interpretado mal las reglas del máximo organismo mundial del fútbol. Lo único que sabe Lee, como el resto de jugadores afectados, es que él tenía un sueño de niño, jugar a fútbol, que unos hombres mayores están convirtiendo en un calvario.

Algunos comparan a Lee con Messi. Es más que pronto para decirlo. Parece claro que si en el Barça hay actualmente un jugador que pueda aunque solo sea parecerse al argentino, ése es él. Pero sí que hay una cosa en la que los dos son iguales: en estos momentos, los dos podrían escoger perfectamente en qué equipo de todo el mundo jugar. ¿Verdad que lo podría hacer Leo? Pues Lee, igual. Porque todos los grandes clubes europeos se han interesado por su fichaje. Y su representante, Pere Guardiola (el hermano de Pep) ha ido desestimando todas las ofertas.

Porque Lee y su familia han tenido muy claro en todo momento que solo querían jugar en el Barcelona. Y por ello, los padres y el hermano del jugador están ya en Barcelona, de momento viviendo en un hotel, mientras buscan una casa donde ir a vivir todos. La de Lee es una familia normal y corriente, como la de la mayoría de gente que ahora puede estar leyendo este artículo.Y quieren vivir en Barcelona. Aunque para las leyes de la FIFA eso sea tráfico de menores.

Lee está feliz en Barcelona. Sabe que, si le dejan, podrá jugar en el mejor equipo del mundo. Va arriba y abajo con su inseparable amigo Braima Fati, jugador originario de Guinea-Bisau y que juega en el cadete A y se ha ganado el respeto de sus compañeros, que saben que a pesar de su gran competitividad y ambición, no es nada egoista.

LA COPA DE ASIA, SU GRAN ESPERANZA

Y mientras los mayores se siguen peleando, Lee espera que llegue el mes de septiembre, cuando podrá jugar con la selección de Corea del Sur la Copa de Asia Sub'16 que se disputará en Tailandia. Y este domingo estará pendiente del sorteo en el que se conocerán los grupos de esa Copa de Asia y sabrá cuáles serán los rivales de Corea en una competición en la que, no lo duden, Lee será el gran protagonista. Y, esa vez si, se hablará de él por su fútbol. Solo por eso.