Inicio Noticias & Blog Te esperamos tranquilamente, Fernando

Te esperamos tranquilamente, Fernando

Una piedra en el riñón ha retrasado hasta los JJOO de París la resurrección de Fernando Carro en los 3.000 obstáculos. Como confiamos en él le esperamos con los brazos abiertos él próximo verano.

Una vez leí en un grafitti en una pared, en una calle de Madrid, que “nadie pone en su currículum los golpes de suerte”. Y lo primero que hice fue fotografiar esa pared con el teléfono móvil para no olvidarlo.

También recordé que tenía un profesor de literatura que siempre nos decía que “la suerte es como un animal indomable”. 

-Cumplir años y lo veréis por vosotros mismos – añadía.

Teníamos 16 o 17 años y, a lo máximo, asociábamos la mala suerte a un 4,5 en un examen, a que una chica te diese un teléfono falso o a un tiro al poste en el último minuto.

Después, descubres que la suerte, efectivamente, va más allá de eso.

Hace unos días volví a pensarlo cuando leí un relato desconsolado de Fernando Carro en sus redes sociales.

Se declaraba víctima de “una película de terror que ni en las mejores salas hubiese querido visionar” y desde su estado de ánimo temía que “los árboles no le dejasen ver el bosque”.

Una piedra en el riñón, que ha sido como una puñalada trapera y que le ha estropeado una temporada de verano que parecía la de su regreso a los 3.000 obstáculos, a esa prueba de la que continúa enamorado hasta las trancas.

Acababa de hacer 8’17” en la Diamond de París.

Acabábamos de volver a verle, de reducir, por fin, distancias con el atleta que fue plata en el Europeo de Berlín 2018 y que un año después llegó a hacer 8’05” en Mónaco y que entonces no tenía límites ni para decir ‘basta ya’ (esos momentos duran un ratito).

-En las últimas tres competiciones fuera de mi prueba había realizado marca personal y el debut en mi disciplina tras la operación, había sido bastante bueno y con mucho margen -escribía Fernando en sus redes sociales.

Nadie hubiese resumido el futuro mejor que él.

De hecho, la ilusión se había librado de complejos y viajaba por autovía.

Pero, de repente, una piedra en el riñón en el momento más inoportuno del año, un acto impune de mala suerte que le ha alejado de volver a intentarlo este verano.

La cosa es que, después de leer a Fernando Carro, yo fui más allá.

Pensé qué sentido tiene enfadarse por una carrera que te sale mal, qué necesidad tiene uno de agobiarse antes de empezar si lo importante es estar en la línea de salida porque hay atletas (con tanta o más calidad que tú) que no pueden estar (lo importante es estar).

Y mira a Fernando, ejemplo clarísimo que llevaba dos años esperando este momento.

Y él no es ninguna reliquia del pasado. Al contrario. Es un atleta con 31 años: los mismos que Dani Arce (que ahora domina su prueba).

Y, de hecho, parecía que se habían escapado las oscuras golongrinas y que podían ocurrir tantas cosas y, al final, no va a ocurrir nada.

¿Eso no es mala suerte?

De momento, ya no hay nada que hacer más que esperar el día en el que dar su merecido a la mala suerte: el currículum no lo recordará pero uno lo sabrá (que es lo más importante)

Por eso yo no escribo este texto para abundar en su pena sino para animar al ‘querer y no poder’ y para animar a los que están en su mismo estado este verano.

No queda otra que tomarse unas vacaciones, que apreciar estos momentos de libertad  a treinta y tantos grados y que admitir que, si hay un verano idóneo para ponerse enfermo, el mejor es este.

El siguiente es año olímpico (JJOO de París) y hay que dar motivos a la mala suerte para que cambie de opinión como ha hecho Sergio Fernández en los 400 vallas (lo pasó tan mal que hasta pensó en dejar el atletismo y mira ahora, campeón de España).

Así que más o menos ya está dicho todo.

No le tengo más que contar a Fernando Carro: él  sabe de esto más que nosotros.

También sabe que los JJOO le deben una (tras Río 2016 y Tokio 2021 muy desafortunados) y que el destino debería hacer frente a esa deuda.

Nosotros sabemos que estamos en buenas manos.

Por eso le estamos esperando con la misma ilusión que esperábamos las notas de un examen cuando sabíamos que habíamos estudiado y que nos lo merecíamos (fuese literatura o matemáticas).

 


Suscríbete a nuestro newsletter

Recibe en tu correo lo mejor y más destacado de LBDC

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí