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Super League Triathlon: ¿la comercialización de la esencia o el futuro del triatlón?

Superliga de triatlón
La Superliga de triatlón propone otro modelo de triatlón: ¿es el futuro o solo un complemento divertido a las Series Mundiales de Triatlón?
La tercera y penúltima etapa de la temporada se disputa este fin de semana en Porto Cristo, Mallorca. Se podrá seguir en directo a través de este enlace 

En los años 90, el triatlón florecía en Estados Unidos, Francia, Alemania o Australia, y se convertía de un modo espectacularmente rápido en deporte olímpico. En Australia, gran potencia histórica del triatlón, se disputaban las míticas “series de Fórmula 1” con televisión en directo.

Era un circuito privado de triatlón que proponía formatos cortos, algunos con alteraciones en el orden de las disciplinas, con descansos entre las partes (por ejemplo, tres mini triatlones con 10 minutos de descanso entre cada uno), y fundamentalmente enfocados a resultar telegénicos (“más televisivos”) gracias a una retransmisión cuidada, con entrevistas a los protagonistas y, por tanto, con el ánimo de popularizar el triatlón.

Las “F1” lograron un éxito efímero, igual que otros formatos espectaculares como aquel triatlón indoor de Burdeos en 1993 que se disputó de forma íntegra en el velódromo.

Triatlón Indoor de Burdeos, 1993

El programa tradicional de la ITU (Federación Internacional de Triatlón), ligado a los campeonatos y copas del mundo y los Juegos Olímpicos es el único formato de distancia olímpica, o corta distancia, que ha perdurado en el tiempo. Las F1 series cayeron en el olvido… hasta ser rescatadas por uno de sus participantes en aquella época: el dos veces campeón del mundo Ironman, y también campeón del mundo ITU de distancia olímpica, Chris McCormack, Macca. El australiano, ya retirado, y Michael D´Hulst convencieron al triatleta amateur y milmillonario ruso, Leonid Boguslavsky, de que podrían crear un circuito profesional nuevo, con grandes premios para los triatletas y cobertura televisiva mundial que relanzase un triatlón, según ellos, estancado en los formatos tradicionales.

Superliga de triatlón

Crearon la Superliga de triatlón, que vio la luz en marzo de 2017, en Hamilton Island (Australia) con tres días de competición consecutivos y con la ausencia de las mujeres, muy polémica para un deporte que se ha caracterizado por la absoluta igualdad entre géneros desde su inicio. Las mujeres se incorporarían en septiembre, en la segunda y última prueba de 2017. No obstante, consiguieron reunir a la crème de la crème del triatlón masculino mundial: los Brownlee, Gómez Noya, Mario Mola, Murray, etc. “Innovador, rápido, espectacular…”, se le acababan los adjetivos a la comunicación de la Superliga para anunciar un “nuevo formato que cambiará el curso de la historia del triatlón”, decían. La Superliga redobló esfuerzos para caracterizar a los personajes, ofrecer información detallada, y en definitiva, crear un relato de la competición con mayor conflicto que a lo que acostumbra la ITU. Generaron unas expectativas muy altas en el mundo del triatlón, que cumplieron en gran parte cabalgando la ola de la novedad.

Así surgió Super League Triathlon, que este fin de semana se disputa por primera vez en Mallorca. Es la tercera etapa de esta segunda temporada 2018-2019, que comenzó a finales de septiembre en la isla de Jersey tras rematar las Series Mundiales de Triatlón (el campeonato del mundo por etapas de distancia olímpica que organiza la ITU, que logró por tercera vez este año Mario Mola). Vincent Luis y Katie Zaferes, líderes actuales de la Superliga, son los grandes favoritos en Porto Cristo. Tras la prueba balear, solo faltará la última etapa en Singapur, 23-24 de febrero, dos semanas antes del inicio en Abu Dhabi de las Series Mundiales de Triatlón.

Super League Jersey: Enduro masculine

Estos datos son importantes para comprender cómo y dónde se sitúa la Superliga en el rompecabezas del panorama mundial de triatlón. Para los no iniciados cabe recordar que se articula en dos grandes submundos: por un lado, la corta distancia, pruebas ITU y Juegos Olímpicos, en definitiva, pruebas con drafting (con alguna excepción) en distancia sprint y olímpica; y por otro, la media y larga distancia que se hace sin poder ir a rueda en bici y que cuya meca es el Ironman de Hawaii.

A tenor de su calendario, la Superliga no pretende por el momento competir con las Series Mundiales, que por otra parte son la vía de acceso al pináculo de la distancia olímpica: los Juegos Olímpicos en los que todos anhelan competir. Macca y compañía tratan de abrirse hueco a través de la ventana de oportunidad que deja el mes y medio después del final de temporada, para contar así con muchos de los mejores triatletas sin obligarles a elegir entre la Superliga y las Series Mundiales, ni negarles el descanso que necesitan después de nueve meses de competición en todo el mundo.

Otra manera de entender el triatlón

La Superliga propone cinco formatos distintos de carrera que se alternan en las distintas etapas. Está, por ejemplo, el eliminator en el que se elimina a los últimos triatletas al final de cada mini triatlón; el llamado triple mix con tres triatlones cortos con 10 minutos de descanso entre cada uno, pero alterando el orden de las disciplinas; o el formato enduro, que encadena varios triatlones cortos sin descanso: de la carrera se vuelve a saltar al agua y sigue la competición. Todos tienen en común que fuerzan un ritmo agónico y no dejan lugar a reservarse o esconderse.

Como no compiten más de 25 triatletas en un circuito de apenas un kilómetro con un alto componente técnico por lo normal, las debilidades sobre la bici quedan por lo general más expuestas que en el triatlón tradicional. No llegan a formarse grupos en bici en los que poder relajarse. No obstante, tras la disputa de varios formatos de Superliga, el margen para las sorpresas en carrera, pese al discurso de la Superliga sobre lo imprevisible del resultado, parece limitado. Los formatos evidencian las diferencias entre los mejores y el resto, lo cual también se puede interpretar como un gran acierto.

Las grandes cuestiones

¿Y ahora, qué? La Superliga pone sobre la mesa las mismas cuestiones que, en el fondo, se lleva preguntando el triatlón de distancia olímpica en su corta historia: ¿Cómo me vendo? ¿Puedo ser televisivo? Y si resulta que no lo soy, ¿qué hago? ¿Vendo mi esencia, que es la épica, la dureza? ¿A qué precio o cómo la vendo? ¿Vale mi esencia ese precio?

El Ironman nunca se ha cuestionado su naturaleza, y ahí es tal vez donde resida su fortaleza, al igual que el maratón que, por poco telegénico que sea, nunca acortará su distancia para ser más espectacular, dejaría de ser lo que es. Sin embargo, en triatlón, por ejemplo, el debate sobre el cambio de foco a distancia sprint, que ya cuenta con una presencia importante en las Series Mundiales, es un viejo conocido. En medio de la polémica hace un par de años por el supuesto cambio a distancia sprint en los Juegos Olímpicos, que finalmente no tendrá lugar al menos en Tokio 2020, el doble campeón olímpico, Alistair Brownlee, dijo que había perdido la cuenta de cuánta gente le había dicho que lo que les atrae del triatlón es “la dureza de la prueba”. “Sería una pena perder eso,” decía Brownlee.

La Superliga solo ha llevado este asunto a un nuevo terreno. Sin embargo, con los formatos que propone no necesariamente se pierde el componente de dureza, que es el gran miedo con el que amenaza la distancia sprint, que según algunos como el entrenador de Daniela Ryf, Brett Sutton, “se convertiría en una carrera de 5km para gente que nada y sabe ir en bici”. Por el contrario, la Superliga, es agónica y obliga a los triatletas a ser muy completos y equilibrados. Quizás por eso estas preguntas redoblan con más fuerza y, al mismo tiempo, plantean otro interrogante recurrente en el mundo del triatlón ¿qué pasaría si la ITU, manteniendo el formato triatlón de distancia olímpica, que no deja de ser el preferido de la mayoría de triatletas, introdujese ciertos cambios, tanto en los circuitos como en las retransmisiones? “Si lo que se busca es aumentar la vistosidad del deporte, se podría renunciar a la idea de circuitos ciclistas a los que hay dar cuatro u ocho vueltas para completar 20 o 40km. Así podrían incluirse más fácilmente dificultades técnicas o de desnivel que aumenten el espectáculo”, dice el triatleta gallego que compite por Brasil Antón Ruanova.

Se refiere indirectamente al dilema entre ofrecer un circuito atractivo para los espectadores in situ y los que lo ven desde una pantalla. Ensayos como la Serie Mundial en 2013 que incluía la subida de 10,2 kilómetros de subida, a un desnivel medio del 12,5% al Cuerno de Kitzbühel (Austria), demostraron el entusiasmo que puede generar en aficionados y triatletas. Pese a ello, la ITU optó por no continuar por esta senda.

Quizás todas estas preguntas sean absolutamente fútiles porque la Superliga no llegue a ser más que un complemento divertido al mundo de competición ITU; o por todo lo contrario, porque el formato enganche a los aficionados al conjugar los dos factores clave que estudios científicos como Las retransmisiones deportivas como género periodístico espectacular y dramático han señalado hace tiempo: lo más importante para que una retransmisión deportiva resulte espectacular es la simpatía (es decir la atracción o afección por alguno de los participantes) y la competencia (o sea el conocimiento técnico, de los protagonistas, de las normas del deporte, en definitiva: entender lo que pasa). Como casi todo en esta vida, el tiempo y el dinero escribirán el futuro del todavía joven triatlón.


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