Decir que la vida de cualquier atleta profesional requiere de un enorme sacrificio no es descubrir nada nuevo.
El ciclismo es uno de esos deportes que lleva al limite la anterior afirmación. Más allá de las largas y duras sesiones de entrenamiento las exigencias se incrementan con unas dietas sumamente restrictivas y un descanso prácticamente sepulcral.
La competencia es cada vez mayor. Los ciclistas están mejor preparados y los pequeños detalles son los que empiezan a marcar las diferencias.
Alberto Contador ha reconocido públicamente en más de una ocasión que para llegar a lo más alto tuvo que renunciar a innumerables placeres.
En las concentraciones en altura se tenia que “obligar” a ir a la cama con una sensación de hambre voraz y durante la preparación para el Tour de Francia tenia que vigilar los paseos con su perro para no condicionar la musculatura de sus piernas.
Más allá de todo lo externo, resulta indudable que Contador ha sido un ejemplo de deportista entregado a la causa. Una situación muy parecida que nos recuerda, con menor repercusión mediática, la de nuestro protagonista.
Yoann Offredo es otro de esos infatigables ciclistas. Un “machaca” de esos que no da nunca su brazo a torcer. Un ciclista que lo ha dado todo por el ciclismo y que por desgracia no ha recibido todos los resultados que seguramente merecía.
El corredor francés anunciaba recientemente su retirada del ciclismo profesional. El galo, que hoy 12 de noviembre cumple 34 años, decidía poner punto y final a una trayectoria deportiva con constantes varapalos.
El excelente rodador francés, que en las últimas 4 temporada ha competido bajo los colores del equipo Wanty – Gobert, se ha visto obligado a colgar la bicicleta por una lesión que arrastra desde 2019 pero también por una inestable depresión.
En una entrevista para l’Equipe , Offredo reconoce que la retirada le esta afectando mucho más de lo esperado.
“Solía escuchar a la gente hablar sobre la ‘pequeña muerte’ cuando un ciclista se retira, pero para mí eso era abstracto”
“Cuando corres, tienes la cabeza en el manillar y las luces intermitentes encendidas. Me gustaría hablar sobre las cosas, pero no tengo mucha gente con quien hacerlo, no tengo mucha amistad con otros ciclistas ”
“Solía escuchar a la gente hablar sobre la ‘pequeña muerte’ cuando un ciclista se retira, pero para mí eso era abstracto”
Offredo también aprovecha para dejar claro que la depresión sigue siendo un tema tabú dentro del pelotón. El francés recuerda los casos de Marcel Kittel y Peter Kennaugh quienes se retiraron no hace mucho a una edad también muy temprana.
“La mayoría de los ciclistas no se expresan o se esconden detrás de las apariencias“. Cuando me despierto por la mañana, me entristece no estar en contacto con mis emociones. Solo necesito encontrar una nueva meta en la vida “.
El todavía ciclista del Wanty, también afirma que a la hora de irse a dormir se encuentra con una de las situaciones más incomodas de este precipitada jubilación.
El ciclista reconoce que su cuerpo hecha en falta que le duelan las piernas. “Ya no estoy lo suficientemente cansado como para dormir por la noche”
Offredo cierra esta parte de la entrevista con una dura afirmación. “A las 3 de la mañana todavía estoy despierto y me hago preguntas. Por la mañana, a menudo me despierto llorando”
El ciclista que siente estar destinado a pasar por una fase autodestructiva “subir 10 o 15 kilos para luego recuperarme” se encuentra inmerso de lleno en una crisis existencial.
Sólo existía como ciclista. “Me gustaba el dolor y el frio, pero como hombre, quién soy?”
Pese a todo el francés afronta esta nueva etapa con una ambición futura y deja la puerta abierta hacia el periodismo y las retransmisiones deportivas con la televisión francesa.
Dar pedales es duro pero nunca hay que subestimar la importancia que tiene la fortaleza mental en el exigente día a día de estos guerreros de las dos ruedas.
