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El policía que llegó a vender 1.000 libros en un día en Amazon

Y todo empezó corriendo maratón que fue lo que le animo a escribir. A partir de ahí se convirtió en el foco de miles de opositores a la policía. Ahora, Espíritu González se ha lanzado a la novela con un libro que nos pone los pelos de punta.

Durante la pandemia llegó a vender 1.000 libros en un día en Amazon. Ahora acaba de convertirse en novelista con un libro que yo siempre aconsejaría: ‘He muerto y he resucitado’. Se lee con el corazón en un puño. Atrás queda el hombre, el policía que empezó a escribir en 2012 para contar lo que sintió en el maratón. Desde entonces, desde que escribió ‘De patrulla con Filípides’, lleva siete libros en 10 años que han convertido a Javier González (Cartagena, 1973) en un auténtico referente para los opositores a la policía.  “Sé que soy afortunado por haber ganado algo de dinero con la escritura. Pero lo mejor de esta aventura son las experiencias y emociones que me ha permitido vivir”, explica.

He muerto y he resucitado.
Es el comienzo de una canción que marcó mi vida y la de Alberto, el protagonista de la novela. Me gustaba el título. Podía encajar. Quería volver a explicar, como hicieron ‘Los secretos’, que no hace falta morir para resucitar.

¿Y por qué empezó a escribir?
Tras la muerte de mi madre empecé a deambular por la vida con la cabeza agachada. Había perdido la ilusión y cuando empecé a correr volví a recuperarla. Necesitaba contarle a mi madre lo que sentía mientras corría. Y escribir era una forma de hacerlo y sentirla a mi lado.

Pero han pasado diez años desde que empezó. 
Pero yo me sigo acordando de mi madre todos los días: ella es mi inspiración. En cada capítulo de mi vida hay algo suyo. Sé que de alguna forma me ayuda sin necesidad de aconsejarme ‘haz esto’ al oído. Creo que estará orgullosa de mí. Me siento protegido por ella.

¿En su último libro Serafina es su madre?
No, no lo es. No pensé en mi madre cuando desarrollaba la historia. Serafina podría ser la abuela o la madre de cualquier lector.

Su último libro se lee con el corazón en un puño.
Eso es bueno, ¿no?

Ya lo creo.
Para mí la magia es trasmitir emociones. Mientras escribía el libro me metía en el papel de sus protagonistas y, por momentos, llegaba a emocionarme. Quería que los lectores también sintiesen lo mismo. Reconozco que terminé más de una vez riendo o llenando de lágrimas el teclado. Al final, tú escribes lo que sientes y los personajes, que he creado en este libro, la primera vez que me he atrevido con una novela, sólo son una consecuencia de ello. He dejado que me sorprenda mi propia imaginación.

¿La de policía es la cruda realidad?
Nunca he perdido el norte. La policía es mi trabajo, y lo que me permite vivir con cierta tranquilidad. Pero ser policía también es inspiración. Vives cada día una historia, a veces con final feliz y otras con final desgraciado.

Y eso es lo peor.
Pero también es un relato que después lo debes transcribir en un papel en blanco para que lo lea tu jefe o el juez. Cuando trabajas de policía nunca sabes a lo que te enfrentas. No hay dos intervenciones iguales. Siempre estás reinventándote.

Pero aun así necesita escribir.
Me gusta escribir. Cuando empecé en esto hace diez años, me prometí que a los 50 escribiría una novela. He cumplido el reto con 49. Quizás sea una forma de sentirme realizado. Son objetivos que me marco o que me marca la vida y que me hacen estar muy agradecido a la escritura. Además, escribir me ha dado otra familia. Le podría hablar del cariño que me tienen muchos opositores a policía.

Pues hable.
Es un sentimiento recíproco.  Es más,  le podría decir que a todo el mundo le gusta ganar dinero. Nos esforzamos para eso. Pero hay recompensas que no se pagan con ello. ¿Sabe lo que es que una persona te escriba y te diga ‘gracias por ayudarme a cumplir mi sueño’?

Me hago cargo.
Yo no sé describirlo con palabras.

Usted ayuda a mucha gente. ¿Quién le ayuda a usted?
A mí me ayuda mi mujer y mis hijos. Soy un afortunado. Con quince años mi hija es muy buena estudiante y responsable. A mi pequeño de once se le da mejor el fútbol, pero al igual que su hermana se esfuerza mucho para aprobar. Me siento orgulloso de su capacidad de sacrificio. Curioso, mi mujer le ayuda con las asignaturas de letras y yo con las matemáticas. Trabajo con él todas las tardes. Algún día no me necesitará y echaré de menos este tiempo que paso a su lado.

Bien visto.
De igual manera, me pasa con los opositores, formamos un equipo: nos retroalimentamos. Ellos se apoyan en mí tanto como yo en ellos. Les doy consejos, pero siempre con una idea clara: “la única persona que puede hacer realidad tus sueños eres tú”. Ellos son los principales protagonistas de sus sueños.

Todo empezó corriendo. ¿Sigue corriendo?
Sí, claro que sí. Mis rodillas no me permiten correr un maratón, ni siquiera una media. Pero cada tres o cuatro días salgo a hacer mis siete u ocho kilómetros, voy al gimnasio y hago bicicleta… He llegado a hacer los 101km de Ronda.

La cosa es disfrutar.
Sé que las carreras a pie de larga distancia se acabaron para mí y que ahora las veo uniformado desde las rotondas, parando el tráfico y saludando a los corredores. Algunos hasta se acuerdan de mí. Pero ahora mi particular maratón es ayudar a mis compañeras a alcanzar la meta de su carrera de fondo: la oposición.

De su último libro apunté una frase: “Ser buena persona no garantiza la felicidad”.
No. Hay buenas personas que no son felices. Es algo que vemos a diario. Pero tener la conciencia tranquila sí que ayuda mucho.

Y escribir. Escribir también ayuda a ser feliz.
Sí. A mí hasta me emociona. Era lo que le decía antes. Escribir me ha ayudado a descubrir capacidades que no sabía que tenía.  Me ha descubierto a mí mismo. He cometido errores y los cometeré. Intento aprender de ellos. Pero casi siempre he disfrutado escribiendo y, si la inspiración fluye, es una delicia.

Ha publicado 7 libros en diez años.
Así es.

Y ahora se ha convertido en novelista.
Hace dos semanas estaba muerto de miedo. De hecho, antes de publicarlo un amigo que había leído un primer borrador del libro me dijo que no le convencía. Llegué a dudar. Seguí trabajando en él. Luego, entre mi mujer y un par de amigos me convencieron de que ‘He muerto y he resucitado’ iba a gustar a la gente. Volví a creer en él.

Nunca deje de creer, como dice usted.
Sí, esta vez me dije ‘adelante, vamos a ello’ y lo autoeditamos con ‘Círculo Rojo’. He invertido un dinero importante en ello y, de momento, después del tirón de los primeros días no lleva el ritmo de ventas de mis anteriores obras. Pero no me importa. Las críticas que estoy recibiendo me tienen en una nube, y eso le puedo prometer que no se paga con dinero. Trabajaré en él, lo presentaremos. Quiero llegar a un nuevo tipo de lector. Seguiremos luchando.


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