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Chapado pasa la eliminatoria

Una noticia de esta semana ha sido la entrevista por fascículos de Relevo con Raúl Chapado, el presidente de la RFEA. Yo la he leído y esto es lo que me ha parecido. 

En principio, reconozco que, como las listas de espera, las entrevistas tan largas me generan rechazo. Pero he leído la entrevista que realiza Amorós a Raúl Chapado en Relevo. Amorós es una garantía. Chapado, un titán. Hay preguntas en las que Amorós le aprieta de veras. Pero Chapado es hombre de tablas y, como el Real Madrid frente al City en el Ethiad, se defiende a toda costa. Y como sostiene tanto tiempo el balón, con esas respuestas tan largas, impide que Amorós le dispare 34 veces a portería. Y nos recuerda que, efectivamente, la mejor defensa es la palabra.

Pero a mí sí me gusta la conversación. Amorós es un tipo inconformista que se pone en la piel de los atletas que se sienten peor tratados. Ningún atleta puede echarle nada en cara. No hay preguntas de cara a la galería para que Chapado se luzca. Pero Chapado es un especialista de la palabra, un hombre que se podría resumir en aquella frase de Martin Luther King: “Debemos aceptar la decepción finita, pero nunca podemos perder la esperanza infinita”. Ahí se maneja como un fenómeno, hasta para reconocer que la injusticia es una amenaza para la justicia en cualquier parte del mundo. Y el atletismo, que ahora él lidera, no podía ser una excepción.

Así que tengan paciencia, prescindan de algunas respuestas que abusan de la palabra y yo leería esta operación a corazón abierto con el presidente de la RFEA. De hecho, la he leído. Y trato de ser positivo. Y aprecio que esta vez Chapado apenas emplea esa palabra ‘excelencia’ que cae mal a casi todo el mundo. Y eso me parece señal de que ha escuchado lo que se dice en las pistas y ha leido lo que se escribe en las redes sociales: la gente,  en general, detesta esa palabra que entró en el atletismo sin pedir permiso a nadie.

Amorós pregunta lo que debe preguntar. Incluso, le recuerda a Chapado que, con unos criterios así de exigentes, él no hubiese ido a varios grandes campeonatos cuando era atleta. Pero la defensa en zona de Chapado llega a todas partes con  velocidad. Se nota que ha preparado la entrevista. Hay que reconocer que en su infancia en Ávila se aprendió ese proverbio vikingo: “Antes de entrar a un lugar, fíjate por donde puedes salir”. Así que  Amorós no le deja ni una vez en fuera de juego. Triunfo de los dos. Uno por intentarlo. Otro por lograrlo.

En esta entrevista, yo sí le hubiese interrumpido más a Chapado. No hubiese consentido esas respuestas tan largas. Pero en esta vida cada uno es como es y por todos los caminos se puede llegar a Roma. Amorós está sobrio. Hasta diría que su entrevista con el presidente es muy buena. Difícilmente ya se le puede sacar mejor mercancía. Chapado pasa a las semifinales de la Champions. Es más, si los JJOO de París empiezan en esta entrevista para el atletismo español diría que han empezado bien porque el presidente está bien, correcto, en general.

Ahora hace falta que, cuando se decidan las listas de atletas para los JJOO, que es la verdadera final, haya los menos errores posibles. Y eso Chapado sí puede evitarlo.  Porque una vez en París, lo que pase en la pista o en la carretera, ahí ya el presidente no tendrá responsabilidad ni culpa. Y la única pregunta que el periodismo podrá realizarle es:

-¿Qué le ha parecido la actuación española, presidente?

Y, si hace falta, Chapado será capaz de convencerte de que Dios existe. Pero supongo que en su lugar cualquiera de nosotros haría lo mismo.


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