Al fin había conseguido cierta regularidad el Girona, que pese a ser capaz de enlazar hasta cinco jornadas consecutivas sin perder no podía cerrar con llave su propia portería, algo más habitual en la primera vuelta. El sábado, un mes después de la última vez, sufría una derrota. Al tropiezo le acompañaba el crecimiento de sus números negativos en defensa.

El Girona encadena doce partidos seguidos encajando goles (leer noticia)