El barcelonismo despertaba el jueves aún con la agradable sensación de verse en cuartos de final después de cuatro años muy complicados a nivel europeo. Como en el Barça no hay día tranquilo, una máxima que el club se empeña en confirmar a diario, fue poco antes de las nueve de la mañana cuando llegó el anuncio de la dimisión del vicepresidente deportivo, Eduard Romeu. Sería en un acto abierto a la prensa, sin preguntas, en el Auditori 1899 anexo al Camp Nou.

El futuro de Romeu estaba en manos de Xavi (leer noticia)