Ciclismo

El pequeño héroe desconocido del Tour

El pequeño héroe desconocido del Tour.

El pequeño héroe desconocido del Tour.

Sergi López-Egea

Hubo un tiempo en el que correr el

Tour

era una aventura, casi de chalados, en el buen sentido de la palabra, que se iban hasta Francia, como podían, buscándose la vida muchas veces. Los aviones casi ni existían y el viaje en tren, por ejemplo, desde Bilbao a París, se convertía en un trayecto interminable, de humo que lo impregnaba todo, de ruido y de una lentitud que al menos servía para admirar los paisajes e ir pensando en el papel que podías hacer en esa carrera de la que todos hablaban, la más dura, la que sólo había quedado interrumpida por culpa de la Gran Guerra.

Rubèn Peris, recientemente reelegido como presidente de la Volta, es el que me pone en antecedentes de un ciclista al que, realmente, no conocía. Se llamaba Jesús Dermit y era originario de Vizcaya. Sí que había leído e incluso escrito en alguna ocasión sobre su buen amigo Federico Ezquerra, que sigue siendo un héroe entre los pioneros vascos que un día se fueron a la ronda francesa para empezar a marcar el camino de futuras generaciones.

El gran Federico Ezquerra

Sin duda, Ezquerra tuvo mucho más éxito que Dermit y hasta pudo llegar en 1936 a París en la 17ª posición de la general. Y no debió ser tarea fácil porque le pilló el golpe de Estado en plena carrera. Casualmente, el 19 de julio, un día después de empezar la guerra, ganó en solitario la etapa que fue de Niza a Cannes. Aún corrió un Tour más, al año siguiente, en pleno conflicto en España, entre los que querían las tinieblas y los que defendían la República. 

La carrera de su buen amigo Jesús Derrit no fue tan brillante. Había nacido en Bilbao en 1909 para morir en Getxo, en 1988. Y no pudo llegar a presumir de acabar un Tour, precisamente por las condiciones previas con las que afrontó la carrera.

Con la maleta a cuestas

Llegó a París pocos días antes de comenzar el Tour y tuvo que dormir en un garaje en compañía de su bici y de la maleta. El lugar era de un amigo vizcaíno, instalado en la capital francesa. Acostumbrado a la comida vasca el estómago no le aguantó la que podríamos denominar dieta local, todo cocinado a base de mantequilla. El aceite, en aquella época, ni estaba ni se le esperaba.

Así que, en estas condiciones, sin médico que lo ayudase a calmar el estómago, sin masajista que le pusiera los músculos a punto y sin mecánico que repasase su bici emprendió el camino de la primera etapa; 206 kilómetros entre París y Caen. Formó parte de un equipo español muy interesante en el que destacaban, entre otros, Salvador CardonaVicente Trueba y Francisco Cepeda. Trueba, al que llamaron la ‘Pulga de Torrelavega’, fue el primer rey de la montaña del Tour por allá 1933. Cardona era el jefe de filas porque un año antes había terminado como cuarto de la general. Acabó adquiriendo la ciudadanía francesa y murió en Pau en 1985. Cepeda tuvo peor suerte. Murió el 14 de julio de 1935 en Grenoble después de sufrir una caída en el descenso del Galibier. Se convirtió en la primera víctima mortal del Tour.

La dichosa mantequilla

Pero a lo que íbamos, Dermit, enfermo, logró terminar la primera etapa. Lo hizo a 18.38 minutos del primer jersey amarillo, una institución francesa de la época, Charles Pélissier. Pero la segunda ya se le hizo tan larga que tuvo que abandonar. La mantequilla lo había empezado a poner fuera de control. Nunca corrió ni la Vuelta ni el Giro. Su palmarés cuenta con victorias en cinco carreras vizcaínas de ámbito local. Pero nunca se sabrá cómo habría sido su rendimiento de viajar en condiciones, dormir en un hotel y comer de forma apropiada antes de debutar en el Tour.

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