Mensik sigue haciendo historia en Doha

El joven checo de 18 años y 116 del mundo venció a Gael Monfils y se metió en la final

Este domingo tendrá enfrente al ruso Karen Khachanov, que se impuso al australiano Alexei Popyrin

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El joven Jakub Mensik celebra la victoria

El joven Jakub Mensik celebra la victoria / ATP

Àngels Fàbregues

Àngels Fàbregues

Mientras Novak Djokovic, el mentor del Jakub Mensik estaba volando a Estados Unidos junto a Rafa Nadal y se dedicaban a hacerse fotos juntos, el joven pupilo checo se estaba jugando la final en el Qatar ExxonMobil Open, en Doha, frente al francés Gael Monfils, otro veterano que sigue dejando en la pista sus últimos coletazos con golpes que dejan en evidencia la calidad de este jugador.

Y la sorpresa habrá sido para Novak cuando haya aterrizado y comprobado que Mensik se metió a la final tras ganar al veterano francés por 6-4, 6-1 y 6-3.

Empezó bien, mejor dicho, muy bien, la nueva sensación del tenis en Doha. Un día más con esta concentración, serenidad y temple más propio de un veterano que de un chico de tan solo 18 años. Todo ello, acompañado de la frescura que le da su edad, es lo que le ha llevado hasta la semifinal en Doha y lo que necesitaba para conseguir dar el último paso a la final.

Llegó el quinto juego donde Mensik rompía el servicio de Monfils. Se ponían las cosas de cara y el checo conseguía bloquear los atisbos de crecimiento en la pista del francés.

Seguro que Djokovic le ha explicado a Mensik como debe reaccionar cuando las cosas van mal, pero también cuando se ponen de cara, igual de complicado sobre todo cuando uno tiene volteando por su mente los pecados de juventud.

Se vieron puntos de mérito, pero Mensik quería acabar pronto la manga, sin sorpresas y con un juego en blanco tras una dejada y una contradejada, ganó el punto y el set.

Cambio de panorama

Muy diferente fue el tercer set. Monfils dio un paso adelante y le fue comiendo el terreno a un Mensik que no encontraba explicación a los múltiples errores no forzados que cometió hasta llegar al 0-3. Se torcía la manga pese a que había arrancado con un punto de auténticos cracks que acabó por llevarse el joven checo.

Parecía que Mensik se estaba divirtiendo, pero de repente se apagaron los focos, y en un visto y no visto, concretamente en 31 minutos, Monfils empataba el partido y, de paso, le dio a entender a su rival que tendría que currárselo si quería estar en la final. Monfils no regala nada y lucha como un jabato hasta el final.

Vuelve la igualdad

Con las cabezas en muy diferentes sitios en ambos banquillos, pero los dos concentrados al máximo buscando soluciones para ganar el duelo, arrancó el tercer set.

Monfils optó por subir más a la red y pero le costó un break de entrada (2-0). Lo solucionó momentáneamente con un contrabreak, también en la red.

Por cierto y como curiosidad. Monfils con problemas con sus cordones, se le desataron más de cuatro veces. O es una estrategia para descansar o alguien debería explicarle que existe el doble nudo. Al otro lado, Mensik con un trozo de cinta americana en su zapatilla (¿No llevaba de recambio?).

Golpe ganador

Un break de Mensik en el octavo juego y el gesto del checo picando con su puño el pecho eran la mejor señal de que se veía ya ganador. Estaba escrito. Mensik se metió en la final y la grada lo celebró a lo grande.

Le queda un paso más. Este domingo a les 18.00 hora local (16.00 en España) se enfrentará a Karen Khachanov, quien se había metido en la final en el partido anterior derrotando al austriaco Alexei Popyrin por 7-6 (12) y 6-2.

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