Competir es la razón de mi vida

Cristina Llovera, la atleta andorrana representó a su país en los Juegos Olímpicos de Londres con tan solo 15 años

Cristina Llovera

“Llegué a la villa olímpica de Londres y flipé. Era una niña. Cierto es que dos meses antes estuve en un Mundial y ya empecé a convivir con la élite pero me impresionó mucho. Tengo la imagen grabada del público, como miles de hormiguitas. La noche antes de competir no pude dormir. Llegué KO. La verdad es que me vino un poco grande pero lo disfruté a tope” / Valentí Enrich

Carme Barceló

Carme Barceló

Aún se emociona cuando recuerda aquel día en que le dijeron que iba a ser olímpica. Menor de edad, sus padres tuvieron muchas dudas a pesar de haber sido deportistas de élite. Él, en los JJOO de Sarajevo. Ella, en los de Calgary. Dieron el ‘sí’ y la pequeña Cristina voló a Londres. Desde entonces, “me he movido un montón -ríe-. Después de aquellos Juegos lo luché mucho. Compatibilicé los estudios con los entrenamientos y, cuando empecé la carrera de Psicología en Blanquera, entrenaba en el Serrahima. Competí en el Mundial Junior e hice récord nacional absoluto. Fue entonces cuando un entrenador británico me escribió y allí empezó otra aventura”. Fueron de nuevo sus padres los que la animaron a dar el paso después de pensarlo mucho. “Mi madre más que mi padre -reconoce Llovera- pero aterricé en Chingford y entrenaba ocho horas todos los días con el foco puesto en los juegos de Río”. Pero fue complicado “vivir lejos de casa. Tuve dos pérdidas importantes en mi familia. Estaba sola en un piso estudiando y entrenando. Fui a competir a Malta y mi espalda se ‘clavó’. Allí detuve mi carrera deportiva”.

Empezó a cuidar su cuerpo pero, sobre todo, su mente. Fue un proceso de aprendizaje que duró un año. Dedicó todo su tiempo a las dos carreras que estudia actualmente. “No sé lo que me deparará el futuro pero tengo muy claro que competir es la razón de mi vida, envuelve todo lo que llevo a cabo. ¡Y me apunto rápido a cualquier proyecto! Me gusta sacarle jugo a la persona que llevo dentro y a mi presente”, reconoce Cris Llovera. Y añade que “ahora no entreno ni un sesenta por ciento, pero sigue siendo mi pasión”. Busca tiempo para ello entre sus estudios de Ortopedia (la profesión de su padre) y un postgrado de Psicología del Deporte que “me aporta otra ‘vibra’, otra visión de la práctica deportiva”. Corre, Cris, corre.

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